Sólo en la Península el pico de demanda de energía eléctrica ha superado estos días los 38.000 megavatios hora (MWh). La cantidad de horas de sol ha hecho, además, que el pico de demanda se mantenga gráficamente plano como una meseta entre las 12.00 del mediodía y las 18.00 horas ¿De dónde procede la electricidad con la que combatimos el calor?
La generación la han suministrado
en un 22 % las centrales nucleares, en un 23 % los parques eólicos, en un 20 %
las centrales térmicas alimentadas con carbón (las más contaminantes) y en un
12.7 % las de ciclo combinado. El resto, hasta el 100 %, lo han completado las
plantas termosolares, hidroeléctricas (convencionales y de bombeo) y
fotovoltáicas, principalmente.
La electricidad que nos ha
permitido combatir la ola de calor y mantener el sistema productivo ha sido
relativamente limpia. Por ejemplo, el jueves 15 de junio no se llegaron a
alcanzar las 10.700 toneladas de CO2 emitidas por cada hora. El
precio medio para el día siguiente fue de 50.22 euros por MWh mientras que el
precio máximo fue de 57.47 euros por Megavatio (hay un precio por cada una de
las veinticuatro horas del día). El precio máximo correspondió al pico de
demanda que se produjo a las 14.00 del jueves.
La pregunta que muchos españoles
se hacen es por qué a pesar de una demanda tan elevada de electricidad, el
precio no ha alcanzado los niveles del pasado mes de enero. Efectivamente, el
año empezó pagando mucho más por la electricidad (hasta 71.49 euros por MW
hora). Hay varias razones que explican la notable diferencia pero quedémonos
con que ahora hay mucho más viento que en aquellos días y que las centrales
nucleares francesas han vuelto a entrar en producción y ya no necesitan
nuestros comprarnos nuestra electricidad.
El análisis se puede hacer de
manera más precisa gracias a la información que suministra Red Eléctrica
Española y el Operador del Mercado Eléctrico (OMIE). Por ejemplo, el 25 de
enero se alcanzó el pico de demanda máxima llegando a los 39.353 MWh, unos
1.300 MWh que el pasado jueves. Como vemos, la diferencia de la demanda no fue
tanta pero el precio sí lo fue, tanto que el precio máximo promedio alcanzó los
91.88 euros por MWh. En definitiva, una demanda que fue sólo un 3.5 por ciento
mayor, fue acompañada de un precio que superó en casi un 60 por ciento al del
otro día.
Para entender esta diferencia tan
fuerte en precio hay que tener en cuenta que la procedencia de la electricidad
entonces y tenía diferencias notables. Las dos principales diferencias están en
la poca aportación entonces de la energía eólica, sólo un 9 % frente al 23 %
del otro día, y la fuerte aportación de las plantas de ciclo combinado en enero
(29 %) y el 12.7 % de la semana pasada.
Las energías renovables “vierten”
su electricidad a precio cero aunque el que perciben viene determinado por las
tecnologías más caras que van vertiendo progresivamente hasta que se completa
la demanda. Las tecnologías van entrando con un orden creciente de coste. La
última tecnología en entrar y, por tanto, la que lo hace a un coste mayor es la
electricidad que proceden de las plantas de ciclo combinado.
Precisamente la diferencia entre
el elevadísimo precio de enero y el menor de ahora pese a tener demandas no muy
distintas se explica en buena parte en la poca aportación de una energía a
coste cero (la eólica en enero) y la mayor aportación de las de ciclo combinado
(las más caras) en esa misma fecha.
La gestión del sistema eléctrico
exige de una sofisticada infraestructura que, afortunadamente, tenemos en
España. Desde luego es mucho más complejo que un debate epidérmico que sólo se
queda en los lugares comunes de oponerse a la energía nuclear, aplaudir a las
energía renovables y pedir la sustitución del uso del carbón salvo –eso sí, que
sea español-. Unos pocos minutos de apagón en plena ola de frío o de calor,
servirían para que los ciudadanos valorásemos la importancia de tener un
sistema eléctrico que garantice el suministro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario