La aplicación de mensajes SMS de nuestros móviles apenas se usa pero en ella se reciben mensajes verdaderamente importantes. Aparte de los códigos de verificación de operaciones financieras que realizamos, en unos días recibiremos un mensaje de la Agencia Tributaria (AEAT) indicándonos el número de referencia que nos permitirá acceder a nuestro borrador de declaración de la renta. En definitiva, esta referencia junto con alguna información adicional (principalmente el valor que pusimos en la casilla 440 de nuestra declaración del año pasado) nos permitirá conocer los datos fiscales que Hacienda (la AEAT) ya conoce de nosotros.
Con estos datos en el ordenador o
en manos de nuestro asesor fiscal, la mayor parte de las casi 20 millones de
declaraciones que la AEAT espera recibir se realizarán a través del sistema
“Declaración web”, el nuevo servicio que la Agencia Tributaria lanzó el año
pasado para sustituir al Programa Padre. El nuevo sistema fusiona éste y el
borrador y es más simple y flexible.
La radiografía más reciente que
tenemos del IRPF es de la renta por la que los españoles tributamos el año
pasado y que corresponde al año 2014. En esa ocasión se presentaron 18,5
millones de declaraciones de las que 3,2 lo fueron por residentes en Andalucía.
En total el IRPF hizo tributar a casi 350.000 millones de euros (algo más del
30 % del PIB español).
Como hemos recordado
frecuentemente en esta tribuna, los pecheros principales de este impuesto (los
que apechugan con su pago) son los trabajadores españoles por cuenta ajena que
pagan por los rendimientos del trabajo que perciben. Estos rendimientos están
principalmente determinados por sus salarios monetarios. Medidos como
‘rendimientos íntegros’, el promedio español de esta cantidad es fue de 21.909
euros anuales aunque en Andalucía alcanzó sólo a 18.801 euros (un 85,8 % de la
media nacional).
Una vez descontadas las
cotizaciones a la Seguridad Social (unos 18.700 millones de euros), el IRPF
obligó a tributar por casi 310.000 millones de euros en concepto de rendimiento
de trabajo. Esto supone que el salario neto medio por el que tributa un español
fue de 18.873 euros. Atención porque esta cifra es muy diferente a la que se
atribuye a un empresario autónomo y que no alcanza a los 7.700 euros al año.
Sin duda una fotografía poco creíble que se explica porque la mayor parte de los
trabajadores autónomos calculan su obligación fiscal mediante el sistema de
estimación directa; un sistema que –mal utilizado- permite contabilizar como gastos
de la actividad empresarial muchos que, en verdad, son de tipo personal.
Volviendo a los trabajadores
asalariados (los principales pecheros del IRPF), la mayoría de ellos se
concentran entre los denominados tramos de renta baja o media. En el caso de
Andalucía, el 61,14 % declaró tener un rendimiento neto del trabajo que se
situaba en un rango que iba desde los 1.500 a los 21.000 euros al año. El tramo
de renta que incluía a un mayor número de contribuyentes andaluces (726.143)
estaba entre los 12.000 y los 21.000 euros de rendimiento neto anual.
La fotografía del IRPF español se
completa analizando la tributación del rendimiento del ahorro (un nombre más
amable que el que recibía antes bajo la rúbrica de “rendimientos del capital”).
Los rendimientos netos del ahorro sometidos a tributación el año pasado
superaron los 16.600 millones de euros.
Aquí la fotografía que compara a
la media nacional con Andalucía es aún menos favorable que cuando se comparan
los ingresos íntegros del trabajo. En promedio, los ingresos íntegros que un
español obtuvo en 2014 procedentes de sus fuentes de ahorro fue de 1.320 euros
pero sólo de 755 si el contribuyente residía en Andalucía. En definitiva el
rendimiento que le genera a un andaluz su ahorro es tan sólo el 57,19 % de lo
que genera a un español medio lo que advierte de una diferencia mucho más
marcada que cuando se comparan los ingresos salariales, este este caso y como
se señaló más arriba, el salario íntegro de un trabajador andaluz era el 85,8 %
del promedio nacional. En definitiva, en Andalucía no sólo cuesta más llegar a
final de mes sino que nuestro perfil ahorrador es mucho más bajo cuando se
analiza con los datos que ofrece la Agencia Tributaria.
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