Tras décadas abonando el terreno
el detonante del desafío secesionista catalán fue la exigencia del Pacto fiscal
del presidente Mas a imagen de los privilegiados sistemas de financiación
forales de las tres provincias vascas y navarra, ninguna de las cuáles
contribuye con la recaudación de los impuestos a la nivelación o solidaridad
con el resto de territorios españoles. El discurso del ‘España nos roba’,
desmentido cuando al Ministerio de Hacienda le dio la gana de publicar las
balanzas fiscales, tenía un pilar clave en el argumento del desigual esfuerzo
fiscal soportado por los contribuyentes catalanes cuando se comparaba su
aportación a la caja común del Estado con los servicios públicos recibidos.
Pero aunque desmentido por las balanzas fiscales ya conocidas, conviene
enfatizar la fragilidad argumental secesionista.
Para ello definamos al
“contribuyente gaditano” como aquel que apecha con sus cargas fiscales desde
algún municipio de la provincia de Cádiz. El término viene a colación de la
descalificación que un dirigente de las radicales CUP intentó hacer de un foro
de debate celebrado en Sevilla patrocinado por la Fundación Cajasol al que
intentó atribuir la fonética gaditana.
Pues vamos adelante con el
“contribuyente gaditano” y tengamos en cuenta que la carga efectiva que soporta
en su IRPF viene medida por lo que en su declaración de la renta le aparece
como “Cuota resultante de la autoliquidación (CRA)” lo que equivale a la “cuota
líquida".
Efectivamente si tomamos Cataluña
en su conjunto su CRA per capita es
alta y llega a los 6.109 euros aunque resulta ampliamente superada por la carga
efectiva de los contribuyentes residentes en la región madrileña (más de 7.500
euros). Hasta ahí nada hay diferente a lo que ya nos decían las balanzas
fiscales.
Sin embargo imaginemos que ahora
me llama alguien del gabinete del President Boadella desde el exilio y me dice,
ojo, mire usted lo que pasa en Tabarnia. Y allá que me voy a ver si exageran o
no los perseguidos habitantes de Tabarnia residentes en Barcelona y Tarragona
(zonas mayoritariamente contrarias a la independencia).
Pues resulta que el oprimido
contribuyente residente (disculpen el ripio) en Barcelona soporta una carga
tributaria de 6.449 euros frente al contribuyente medio residente en Gerona que
soporta una CRA de 4.992 euros ¿Y qué pasa en Tarragona, la otra provincia
tabarnesa? Pues que sus contribuyentes soportan una carga de 5.144 euros, es
decir, unos cientos de euros largos más que los pagados por los contribuyentes
de Lérida (4.740 euros). No está de más recordar que España es el único país
del mundo en el que los topónimos no existen oficialmente en la lengua
mayoritaria
Es evidente que las provincias
más independentistas soportan una CRA per
capita significativamente más baja.
Y ahora pongámonos en modo
andaluz o en el de los campos de Castilla, esos de los que tanto se mofan los
supremacistas de la secesión con el silencio condescendiente de no pocos. Pues puestos
en este “modo” para tener una imagen rigurosa de lo que digo basta considerar
que el CRA per capita soportado en
Sevilla es de 5.121 euros y el de Valladolid de 4.666 euros.
Bien, pero ¿qué pasa con nuestro contribuyente
gaditano del que se burlaba el representante de las CUP? Pues “mirusté” (aquí sí
procede el atajo fonético sevillano que enseñaba Don Jerónimo Trigueros en mi
colegio público de la Campiña sevillana), la carga fiscal (CRA) de la criticada
Cádiz es de 4.542 euros, muy similar a la de Lérida pero con el doble de la
base de contribuyentes. Es aquí cuando mi cuñada gaditana (perdón por el
segundo ripio) desenfunda su pito de carnaval, se pone su título de mega
ingeniera por montera (caramba, tres ripios y en Semana Santa) y se va con sus
pollitos y mi hermano del brazo soplando alegre por los muros de la Caleta.
El “contribuyente gaditano” va de
cabeza a la manifestación del 4 de Marzo en Barcelona en comprometido apoyo de
los contribuyentes tabarneses. Se ve perfectamente reconocido en su mismo
escarnio fiscal.
Tabarnia es la que verdaderamente
contribuye en términos de IRPF y el resto de Cataluña, como gran parte de
España, recibe una parte de su esfuerzo fiscal. El economista Fernando Trías de
Bes ha escrito que los desequilibrios fiscales y solidaridad territoriales se
dan en todos los espacios políticos. Cuando en el argumentario secesionista la
solidaridad territorial dentro de Cataluña no es un problema y sí lo es con el
resto de España, lo que en realidad hay es un sentimiento excluyente: la
nacionalidad de con quién se quiere ser solidario y con quién no. Esto es lo
que hay. Pero sobre todo lo que hay son ganas, muchas ganas de seguir viviendo
en esta gran Nación española que paseamos a cuestas cada día, cada hora, cada
vida.
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