Siguiendo la estela de otros
municipios como el de Hamburgo, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido que los vehículos
diésel fabricados antes de 2006 y los de gasolina anteriores al 2000 no podrán
circular próximamente por las denominadas Áreas de Prioridad Residencial del
Centro de la ciudad. Los compradores de coches parece que están anticipando una
hostilidad institucional contra el vehículo diésel. Así, los representantes de
la industria española del automóvil agrupados en Anfac, publicaban el pasado
viernes que solo un 35,3% de los automóviles matriculados en mayo fueron
diésel. Esta cifra es más baja incluso que la del mes de marzo, que registró el
peor dato de vehículos matriculados propulsados por gasóleo desde 1996.
La transición a un nuevo parque
de vehículos es una cuestión particularmente sensible para España desde dos
perspectivas; el cumplimiento de los compromisos internacionales en la lucha
contra el cambio climático y la importancia de esta industria para nuestra
economía.
Respecto a la primera
perspectiva, el transporte supone en España el 40 por ciento del consumo final
de energía y es responsable directo del 25 por ciento de las emisiones de gases
de efecto invernadero (GEI). Tanto es así que los redactores del informe sobre
transición energética española han señalado que será la electrificación masiva
del parque de vehículos la que permitirá abatir las emisiones de GEI si se
cumplen las estimaciones de demanda de vehículos alternativos para 2030. En
este sentido las autoridades españolas aprobaron la denominada Estrategia de
Impulso del Vehículo con Energías Alternativas (2014-2020) con un objetivo para
2020 de 150.000 vehículos eléctricos partiendo de una cifra de 10.000 vehículo
en 2014 (ya eran 14.000 en 2017) sobre un parque total de vehículos de casi 23
millones. Con datos de 2015 el 57.8 % de ese parque tenía más de diez años de
antigüedad. En consecuencia, buena parte tendría graves dificultades para
cumplir las restricciones impuestas por el gobierno municipal de Madrid como
avanzadilla de otros que están por replicar la norma avant la lettre; por ejemplo, Barcelona. Este tipo de norma
reconoce, no obstante, que la industria automovilística de motores
convencionales también ha hecho grandes esfuerzos en mejorar la eficiencia de
los motores y reducir los niveles de contaminación. Los vehículos más recientes
han disminuido el consumo de combustible por kilómetro reducido y también las
emisiones de dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas en suspensión.
De hecho, el segmento que más crece es el de vehículos que consumen menos o
igual a 4.8 l/km lo que supone un volumen de emisiones de 120gCO2/km
frente a los 160 g CO2/km emitidos por los vehículos con un consumo
superior a los 6.4 l/km.
En cualquier caso, la
electrificación del transporte en España pasa por un cambio en la estructura
del transporte terrestre de mercancías que reduzca el peso del transporte por
carreteras y aumente el transporte ferroviario, algo que sin duda provocará una
fuerte respuesta de los transportistas cuya capacidad para colapsar el tráfico
es determinante. Por si esa dificultad no fuera pequeña, el comercio
electrónico de los hogares y las empresas no hace más que crecer y ello acentúa
la demanda de servicios de transporte y reparto de paquetería aunque con un
tamaño promedio menor de lo transportado.
La segunda perspectiva a
considerar en esta cuestión es la que atañe a la industria del automóvil en
España. Los datos dicen que en 2015 la industria recuperó los niveles de
producción previos a la crisis de 2008 y que en 2017 se esperaban fabricar 3
millones de unidades. Esta capacidad de producción sitúa a España como la segunda
potencia europea en la fabricación de vehículos y la octava a nivel mundial. En
total son más de 44 modelos los que se fabrican en España, más de 20 de manera
exclusiva, y con destino final a más de 170 países diferentes. Pero hay más
porque la industria española de fabricación de motores y cajas de cambio
también es un referente mundial que fabrica más de 2 millones de motores y más
de 1 millón de cajas de cambio al año. Los datos están tomados del informe
“Energía y ciudades” publicado por el Club Español de la Energía.
La previsible penetración masiva
de vehículos híbridos, híbridos enchufables y eléctricos puros va a tener un
fuerte impacto económico y no sólo sobre la industria de fabricación de
automóviles. Al fin y al cabo el sector de fabricación del automóvil ya fabrica
casi todas las tecnologías disponibles para vehículos. Me refiero al impacto
sobre sectores tales como el de reparación de vehículos, el de piezas de
recambio, el del refino de petróleo y el de generación eléctrica. En los tres
primeros el impacto se espera negativo y actualmente estamos trabajando en el
grupo de investigación de la Cátedra de Economía de la Energía de la
Universidad de Sevilla en su estimación. El impacto sobre el sector de
generación eléctrica será, en cambio, positivo y coincidirá con el cambio que
ya registra la matriz de generación española en la que cada vez la presencia de
tecnologías limpias es más determinante.
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