El golpe de Estado secesionista
en su última fase, ha tenido un notable interés editorial como no podía ser de
otra forma. Aunque la comunicación del proceso separatista ha basculado principalmente
sobre la propaganda antes que sobre la publicación de libros u otros
documentos, no cabe duda de que hoy día ya hay obras que merecen una mención
destacada.
Por ejemplo, Pedro Antonio Heras
en su libro “Educar en mentira” (Editorial Almuzara) ya advertía del
adoctrinamiento escolar en las provincias vascas. En este mismo sentido
resultan imprescindibles “Sumar y no restar” de Mercé Villarrubias, “Educación
y nacionalismo: Historia de un modelo“ de Ernesto Ladrón de Guevara y la
“Historia de la resistencia al nacionalismo en Cataluña” de Antonio Robles. En
materia educativa, el más demoledor de los documentos es el informe sobre la
“Instrumentalización nacionalista del sistema educativo en Cataluña: el caso
del 1 de octubre” (https://www.aebcatalunya.org/images/informeensenanza.pdf )
que obra en poder del Defensor del Pueblo y que fue presentado en el Parlamento
Europeo. En el tardío desmentido al “España nos roba”, el libro colectivo
coordinado por Maximino Carpio, “Metodología para la elaboración de las
balanzas fiscales de las Comunidades Autónomas”, bien merece una mención
especial por su carácter de pionero.
Faltaba un análisis del desafío
secesionista visto desde fuera de Cataluña, principalmente desde otros países
cuyo respaldo procuró el independentismo a golpe del dinero de todos aunque
cosechando un sonoro fracaso. Este hueco es el que ha venido a cubrir “Cataluña
vista desde fuera” del veterano embajador José Antonio de Yturriaga. Este
viernes próximo se presenta en el Ateneo de la capital andaluza.
Aunque el libro del embajador
Yturriaga aborda con rigor problemas bien conocidos “desde dentro” (es el caso
de papel central de la Iglesia católica catalana), no cabe duda de que su
principal interés está en la visión que de la intentona secesionista han tenido
en Alemania con la detención de Puigdemont en el länder de Schleswing-Holstein,
en Bélgica, en Gran Bretaña –lugar de residencia de la ex consejera de
Educación Clara Ponsatí-, la manipulación que el independentismo hizo del
“Folklife Festival” en Washington y la pretendida imitación de la denominada
vía eslovena.
Faltaba un análisis como el que
ofrece el embajador Yturriaga sobre todo teniendo en cuenta dos hechos. El
primero la sorprendente inacción o inoperancia de la Diplomacia española frente
a la expansión internacional del relato independentista. El segundo, el hecho
de que las relaciones diplomáticas no estaban entrenadas para bregar en un
escenario nuevo de comunicación dominado por el fenómeno de las “fake news”;
algo que han dominado magistralmente los independentistas hasta que los
colectivos de la sociedad civil reaccionaron aunque sin millonarios
presupuestos de respaldo.
Afortunadamente los
independentistas se precipitaron en su actuación. En el fondo tuvimos la
"suerte" de que se precipitaran y que la Justicia aún pudiera actuar.
De haber cedido las competencias de Justicia, probablemente el golpe hubiese
triunfado o estaríamos en una guerra civil. Gracias a su precipitación se ha
sabido en toda España, y también en cierto modo en algunos foros
internacionales, lo que ocurre en Cataluña en aspectos como el adoctrinamiento
escolar y cultural. La gran novedad es que ahora hay mucha más gente movilizada
(en España y en el extranjero) que ha entendido el propósito que hay detrás de
sus políticas lingüísticas y educativas.
La última Diada ha dado muestras
del desgaste del “souflé” separatista. Ahora que muchos de los tibios tomaron
conciencia del riesgo de romper España y de perder los derechos que son de
todos, quizá sea hora de sumar esfuerzos en mejorar España. La paradoja es
hacer esta reflexión en mitad de una muestra más del autismo político que
demuestran aquellos que debieran ser emuladores de lo que los ciudadanos
hacemos cotidianamente; entendernos con nuestros familiares, compañeros de
trabajo, vecinos de escalera y consumidores transeúntes que se ordenan
cortésmente en la cola de cajas de pago de Primark.
En España sobran estigmas. Sobran
etiquetas que se escupen a los demás como barreras infranqueables que impiden confluir
en una misma plaza pública convocados por la tarea colectiva de mejorar España.
La visión internacional de Yturriaga en su libro ayuda a caminar lejos de los
estigmas y hacia la casa común. Él conoció la dureza de tierras iraquíes, los
silencios clamorosos de parte de la diplomacia española pero también las aguas
del Guadalquivir desde las que España se proyectó al mundo con la generosidad
de aportar el mestizaje a la Historia Universal.
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