sábado, 28 de agosto de 2021

Andalucía en la nueva geoestrategia de la energía (José Manuel Cansino en La Razón el 19/6/2019)

Acaba de ver la luz la edición de 2019 del “Energía y geoestrategia” que publica el Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa. Sin duda se trata de una publicación de referencia para los interesados no sólo en los cambios asociados a la transición a un nuevo sistema energético menos contaminante o bajo en carbono sino también a los cambios que esa transición implica en términos geoestratégicos.

En esta ocasión el informe dedica capítulos monográficos a la aplicación de la teoría matemática de juegos a la geoestrategia de la energía, al papel de Canadá como posible exportador de petróleo pero también de gas licuado, a la situación del Golfo de Guinea con un problema de priratería importante que implica a Nigeria, Camerún República Democrática del Congo y a Angola, a la visión europea a raíz de las obligación asumidas en materia de lucha contra el cambio climático y al nuevo papel de Arabia Saudí, hasta ahora el gran suministrador mundial de un recurso energético –el petróleo- que junto con el carbón llevan todas las de perder en la transición energética.

No cabe duda que el gas natural –en su forma liquada o no- se convierte en el recurso energético central desde un punto de vista geoestratégico. A diferencia de las energías renovables, que también seguirán jugando un papel central, los yacimientos de gas natural sí otorgan un papel central a los países donde se ubican. Ese papel se extiende también a los países por los que circulan sus corredores –gasoductos- pero también a los países con infraestructuras portuarias en las que embarcar o desembarcar gas liquado, algo que, por cierto, tiene un impacto muy notable sobre la industria naval.


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