miércoles, 27 de mayo de 2015

¿POR QUÉ LOS EMPRESARIOS QUIEREN LA INVESTIDURA? (José Manuel Cansino en La Razón el 26 de Mayo de 2015)

Además de al propio PSOE de Andalucía, la voz que con más persistencia se ha oído urgiendo alcanzar un acuerdo de gobierno ha sido la de los representantes empresariales. La explicación es clara; el presupuesto regional representa el 21,7% del PIB andaluz. Una cifra ésta muy superior a la que representan el resto de las administraciones autonómicas regionales que –en promedio- significaban el 15,8%. Si a esta mayor participación presupuestaria de la Junta de Andalucía se añade la regulación de la actividad económica, la resultante es una economía muy condicionada por la administración regional, de forma que una parte significativa del sistema productivo andaluz es cliente, proveedor o usuario de un Sector Público cuyo peso sobre la economía andaluza es determinante.



Casi medio año antes de una consulta autonómica (también nacional) toda normativa en curso se paraliza salvo cuando se trata de otorgar contratos y concesiones ante un previsible cambio de gobierno. Luego se necesitan otros seis meses para retomar la producción de normas legales una vez nombrada la nueva estructura de gobierno. Si este proceso se dilata con una situación como la que ahora atraviesa la candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, el resultado es una parálisis muy dañina de parte de la actividad económica.
Sin embargo, lo verdaderamente grave es tener una economía que depende crucialmente del binomio que forma una situación de sobre-regulación administrativa y de inestabilidad de la norma. Ninguna economía boyante puede depender cada tres años de una ralentización de sus decisiones y es que la importancia de la Administración Pública no sólo debe medirse por la magnitud de su presupuesto –de por sí importante-, sino también por una regulación extrema de la vida de las empresas y de los profesionales.
No obstante, a pesar de ser un lugar común la invocación de las propias organizaciones empresariales de simplificar los trámites administrativos para facilitar el ‘emprendimiento’, la plasmación en la práctica de medidas concretas de esa simplificación apenas ocupa espacio en el debate. Es importante en este punto citar dos hitos en este necesario camino hacia la desocupación de la actividad económica por parte de la Administración.
El primero y más importante es el documento publicado en 2014 por la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas. Los trabajos de esa Comisión se acogen en la Oficina para la Ejecución de la Reforma de la Administración (OPERA) pero las conclusiones recogidas en el documento son poco llamativas como revela el siguiente párrafo: “Se ha constituido el ―Grupo de Trabajo para la elaboración de un programa de racionalización administrativa, en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera‖, desde donde se impulsa la necesaria coordinación interadministrativa, y se mantienen contactos bilaterales con todas las Comunidades Autónomas.” Aun reconociendo la complejidad del Estado de las Autonomías en España, el párrafo anterior no deja de ser bastante frustrante.
El segundo documento que se ha atrevido a pasar del lugar común de “hay que simplificar los trámites administrativos” a ponerlo en negro sobre blanco fue el elaborado en 2014 para el Observatorio Económico de Andalucía el Profesor Eduardo Gamero Casado de la Universidad Pablo de Olavide. El documento en cuestión – denominado SIMPLIFICACIÓN ADMINISTRATIVA Y MEJORA REGULATORIA EN ANDALUCÍA- consistía en un análisis de la Ley de medidas normativas para reducir las trabas administrativas para las empresas.
Las propuestas de este segundo documento incluían, en primer lugar,  la atribución expresa de la competencia para impulso y coordinación de las iniciativas de simplificación administrativa a un órgano del máximo nivel político, enclavado en el Gobierno de la Junta de Andalucía.
La segunda propuesta era la aprobación de un programa de actuaciones que articule la implantación de las medidas, con plazos específicos de ejecución; y verificación de su aplicación efectiva con revisiones periódicas y garantías de cumplimiento.

Sea como fuere, la economía andaluza sigue pendiente del BOJA y sigue pendiente de la investidura; acciones ambas que distraen del esfuerzo en conseguir ganar en competitividad sin más red de la calidad del producto y del servicio. La regulación tiene su razón en la compensación del lado más débil del mercado, pero la pierde en casi todo lo demás

No hay comentarios:

Publicar un comentario