domingo, 15 de mayo de 2016

AL NORTE, ANDORRA, AL SUR, GIBRALTAR (José Manuel Cansino en La Razón el 9/5/2016)

El asunto del blanqueo de los billetes de 500 euros funcionaba así. El Partido había acordado con una empleada de unos grandes almacenes que ‘su gente’ acudiría a realizar compras importantes pagando con estos billetes. Televisores, relojes de alta gama, electrodomésticos, … A los dos o tres días acudían de nuevo a visitar a la misma empleada a devolver lo comprado. En esta ocasión la devolución del dinero se haría en billetes más pequeños. De esta forma el Partido evitaba incluir los billetes procedentes de comisiones ilegales en el circuito formal del dinero, esto es, a través de una cuenta corriente en un banco. La razón estaba en que las entidades de depósito (los bancos) por precaución, tomaban nota del DNI de la persona que realizaba las entrega o el cambio de este tipo de billetes. De hecho, cualquier entidad bancaria exige el DNI cuando se retira una cantidad superior a los 1.000 euros.


Según la organización profesional que agrupa a parte de los técnicos de Hacienda, GESTHA, en España circula el 65 % de billetes de 500 euros impresos, lo que representa algo más de 45.000 millones de euros (casi un 0.4 % del PIB español). La cantidad se multiplicó por tres desde 2002 y especialmente durante el ‘boom’ inmobiliario. El coste de imprimir un billete de 500 para el Banco de España es de tan sólo 8 céntimos.
El terrorismo, el narcotráfico, la trata de blancas y la evasión fiscal están relacionados (los estadísticos dirían correlacionado) con el uso de los billetes grandes. Esto es algo conocido. Por esta razón, precisamente, la Reserva Federal (el Banco emisor de Estados Unidos) retiró de la circulación los billetes de 1.000 y 2.000 dólares.
España está en mitad de tres territorios que durante mucho tiempo han sido considerados paraísos fiscales; al Sur, Gibraltar, al Norte, Andorra y más al Norte, Mónaco. De hecho para no pocos expertos Gibraltar lo sigue siendo. Buena prueba de ello es el contrabando de tabaco procedente de la colonia británica que siempre dio quebraderos de cabeza o alegrías a los directores de sucursales bancarias gaditanas que tenían que aceptar depósitos de chavalitos debidamente inscritos como parados en el INEM pero que acudían al banco con billetes grandes a depositar. El tráfico de hachís procedente del Norte de África y el de cocaína proveniente de Sudamérica explica también la cantidad de estos billetes que se mueve en España.
Ahora los billetes de 500 ya no circulan libremente; se apalancan. Circulan en un mercado B o secundario donde se cancelan deudas y pagos entre traficantes, proxenetas o muleros que los llevan pegados a su cuerpo para pasar por la frontera y es que cuando se sacan más de 10.000 dólares de un país hay que declararlo en la aduana.
La decisión del Banco Central Europeo de retirar de la circulación los billetes morados podía muy bien haberse hecho dando un plazo mucho más corto en el que sus poseedores hubiesen tenido que ir a las oficinas del Banco de España (o de cualquier otro banco central de los dieciocho que integran la Eurozona) a cambiarlos por billetes más pequeños. Así de sencillo. Incluso con un periodo de canje igualmente corto y admitiéndolo en bancos comerciales, a más de un banco le hubieran servido para tapar agujeros y acercarse más cómodamente a los requisitos de dinero líquido que ahora deben tener disponible para evitar pánicos o corridas bancarias.
La decisión de retirar de la circulación los billetes de 500 euros va en la dirección correcta para un país donde, viendo el telediario, ser contribuyente le hace a uno demudar su rostro para tomar el de un imbécil. Pero que nadie se engañe, el dinero asociado a los grandes delitos y evasiones fiscales se mueve a través de transacciones electrónicas hacia paraísos fiscales no muy lejanos de Gibraltar tanto geográfica como políticamente hablando (pertenecen al Reino Unido).

Después de aplicar la medida, el billete de 500 igual sigue funcionando un tiempo en el mercado secundario. En definitiva, dinero es cualquier medio de pago que se acepte por las partes para cancelar las deudas.

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