miércoles, 14 de octubre de 2015

¿QUÉ HACER CON TANTO DINERO? (José Manuel Cansino en La Razón el 5/10/2015)

He oído decir a expertos analistas de la crisis que comenzamos a superar que la cantidad de dinero en sentido amplio (no sólo monedas y billetes) puesta en movimiento en Estados Unidos desde 2008 hasta ahora, supera en seis veces la que ha circulado desde 1944. En esta fecha se acordó por las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial, que el dólar estadounidense sería la moneda de referencia del sistema monetario internacional. La cuestión que ahora se plantea es ¿cómo se retira esta cantidad de dinero –en Estados Unidos y también en Europa- sin provocar una nueva crisis.
La expansión monetaria ha sido la principal herramienta para hacer frente a la Gran Recesión inaugurada en 2007. Las políticas de expansión del gasto público típicamente keynesianas tuvieron un escaso recorrido después de las reuniones del G20 en 2009 y 2010. Lo que vino después fue una expansión monetaria brutal y sin precedentes tutelada por unas instituciones –los bancos centrales- bastante ajenas al control democrático de los Parlamentos. De hecho, si las decisiones de inyectar liquidez al sistema bancario hubiesen tenido que pasar trámites parlamentarios largos como los típicamente europeos, aún estarían por aplicar la mayoría de las medidas. Naturalmente esto da qué pensar.
La realidad es que en poco tiempo y en Europa hemos multiplicado por cuatro la cantidad de dinero en circulación sin apenas impacto en el crecimiento y sin espantar claramente la deflación. La receta aplicada ha sido justo la contraria de lo que se hizo tras el crack bursátil en Wall Street el viernes 23 de Octubre de 1929. Es decir, se ha respaldado con inyecciones masivas de dinero a un sistema bancario que primero afrontó un grave problema de falta de liquidez y luego un problema a un más serio de crisis de solvencia o caída en picado del precio de sus activos (que eran títulos de deuda a favor de los bancos). Sin embargo, el resultado de esta gran expansión monetaria ha sido decepcionantemente pequeño.
La expansión monetaria primero consistió en inyectar dinero a los bancos, luego se bajaron los tipos de interés por parte del Banco Central Norteamericano (la FED) y luego el Banco Central Europeo (BCE), luego se compró deuda pública a través de los bancos privados, posteriormente se prestó dinero a los bancos y no a corto sino a tres años. No fue suficiente y se fue en Europa a la gran expansión cuantitativa. 60.000 millones de euros cada mes. Así lo ha resumido magistralmente el profesor Fernando Faces en el V encuentro del Observatorio Económico de Andalucía que preside Francisco Ferraro.
La cuestión ahora es que no se sabe cómo retirar esta gran cantidad de dinero. Retirar esta inmensa cantidad de liquidez no es nada fácil. Desde 2014 la FED se está pensando hacerlo sin saber cómo. En resumen, no conocemos el camino de vuelta.
Lo que sí es claro es que la FED está determinada a subir los tipos de interés para así retirar parte de la liquidez pero no se atreve.
La preocupante interpretación de los mercados del aplazamiento de subida de tipos de interés en EEUU ha sido que mal tienen que estar las cosas para que no se atrevan a subir los tipos. Como consecuencia, las bolsas han caído generalizadamente.
La convicción de parte de los analistas es que el dinero, en buena parte, se ha ido a los países emergentes a financiar un fuerte proceso de endeudamiento (apalancamiento) mientras que en Europa las empresas y las familias han ido paulatinamente desapalancándose.
Así las cosas, China juega ahora –junto con países como Brasil- el mismo papel de países fuertemente endeudados que a comienzos de la crisis jugaba EEUU o buena parte de Europa.
Es aquí donde se han encendido las alarmas ¿Qué le ocurriría a una China fuertemente endeudada si entra en recesión y los tipos de interés, finalmente, suben? El problema puede ser mayúsculo y, desde luego, está obligando a enfriar las buenas expectativas de crecimiento de países como el nuestro.
Bien es cierto que una buena parte del endeudamiento chino es con el ahorro interno, menos expuesto a una subida internacional de tipos, pero si la recesión china no es coyuntural sino fruto de la explosión de una fuerte burbuja inmobiliaria que coincide con el parón de la economía brasileña, entonces, el problema no va a ser pequeño y es posible que la subida de tipos de interés se aplace. De ser así, Occidente seguiría con una gran cantidad de dinero circulando sin que se traduzca en una recuperación económica fuerte.


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