viernes, 12 de septiembre de 2014

Empleados de banca, periodistas y albañiles. (José Manuel Cansino en La Razón el 8/9/2014)



"El sistema financiero está ahora más concentrado que nunca en manos de unas cuantas grandes entidades sistemáticamente significativas". Esta era una de las conclusiones que incluía el Informe oficial del Congreso de Estados Unidos sobre la crisis financiera, publicado en 2011.
La conclusión del mencionado informe (Financial Crisis Inquiry Report en su denominación original) es perfectamente aplicable al sistema bancario español siete años después del comienzo de la denominada Gran recesión. El panorama después de un fuerte proceso de reestructuración en el que han desaparecido la mayoría de las cajas de ahorro, es de una gran concentración.



Diez grupos bancarios han sido -hasta ahora- los implicados en este proceso de reordenación . CaixaBank ha acabado absorbiendo a La Caixa y a Banca Cívica (que integraba a Cajasol y a la Caja de Guadalajara). Bankia -en manos del Estado- agrupa a Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caixa Laietana, Caja de Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja. El Banco Sabadell adquirió a la CAM y Kutxabank ha sido el resultado final de la suma de Cajasur, BBK, Kutxa y Vital Kutxa. El grupo BBVA acabó incorporando a Unnim Banc y a Catalunya Banc. Así podríamos seguir hasta sumar al Banco Mare Nostrum (BMN), Unicaja, Banesco, Liberbank e Ibercaja banco. De los mencionados, el BBVA figura entre las primeras posiciones del "Top 1000 World Banks" después del Banco Santander.
Juan Hernández Vigueras en "El casino que nos gobierna" (Ed. Clave Intelectual) explica de forma clara que para entender la banca contemporánea hay que tener presente que desarrollan dos tipos de actividades bien diferenciadas. Por un lado mantienen su tradicional función de intermediación entre los ahorradores y los inversores; en definitiva transforman ahorros en fondos prestables y lo hacen sometiendose a la supervisión del regulador (actualmente en buena medida en manos de la Unión Europea). Por otro lado el sistema bancario ha desarrollado una fuerte actividad bursátil y puramente financiera. En este segundo proceso es donde hay que encontrar el origen de la crisis "financiera" que aún nos atrapa. 
Presisamente esta nueva línea de negocio ha supuesto un proceso -mucho más rentable que el tradicional hasta el estallido de la burbuja- en el que la banca se ha comportado como un agente promotor de la economía convirtiendo cualquier servicio o bien (ya sean préstamos en favor de banco o materias primas) en activos financieros.
Luego los activos financieros se sacaban de los balances bancarios a través de los denominados "vehículos estructurados" propiedad de los mismos bancos pero con sede en paraísos fiscales. Así escapaban al sistema de supervisión bancaria. El remedio a todo esto ha pretendido plasmarse en los denominados acuerdos de Basilea III que no entrarán en pleno vigor hasta 2019.

Los bancos siguen siendo el centro del sistema de pagos y créditos y cualquier perturbación grave del sistema bancario se convierte en problema político. Esto no impide que el papel que están alcanzando sistemas de financiacion alternativos como las campañas de "crowdfunfing" o la extensión de la banca electrónica pueden hacer del negocio y de la profesión bancaria la tercera actividad en sufrir un duro ajuste como los que ya ha sufrido el sector de la construcción y de los medios de comunicación.

(*) Profesor Titular de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla

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