domingo, 11 de diciembre de 2011

YACIMIENTOS DE GASTO (publicado en Viva Sevilla el 7-12-11)


por José Manuel Cansino
(Director de la Cátedra de Economía de la Energía y del Medio Ambiente de la Universidad de Sevilla)

El profesor y exministro Jaime Lamo de Espinosa defendía el otro día en Sevilla, la idea de encontrar “yacimientos de gasto” en los presupuestos que pudieran ser bien eliminados bien destinados a obra civil.
El término afortunado nos recuerda al de “yacimientos de empleo” que la Comisión Europea acuñó a finales del siglo XX para financiar con fondos estructurales, aquellas políticas públicas que mayor impacto pudieran tener sobre el empleo.
No se trata sólo de adelgazar el gasto público sin más por mor de garantizar el equilibrio presupuestario y espantar a esa prima terrible que es la prima de riesgo. Se trata además, de priorizar las partidas presupuestarias con un criterio afortunado para después suprimir aquellas que resulten más prescindibles o redirigirlas a financiar infraestructuras u obra civil.
Sufrimos una Administración pública obsesionada por ideologizar con sus políticas. Se hace “ingeniería social” desde una sanidad pública muy allanada ante la cultura de la muerte. Se financia la cultura pero no cualquier cultura; sólo aquella que fomenta el enfrentamiento entre españoles con vocación de reescribir la Historia con tinta de venganza. Se hace ingeniería social desde la política educativa con asignaturas que entran de lleno en el terreno paternal y maternal de la formación de conciencias de nuestros hijos.
Hemos llegado a tener que inventarnos el término “emprendedor” porque la ingeniería social había estigmatizado el de “empresario”. Algo verdaderamente impensable en cualquier sociedad desarrollada y todo se ha hecho con dinero público.
Buena parte de la Administración ha olvidado su papel de suministrar servicios públicos y lo ha sustituido por el de ente ideologizador que busca diseñar una sociedad que permita eternizar al partido en el ejercicio del poder.
Todo ese esfuerzo presupuestario espurio sería mucho mejor empleado en financiar innumerables obras públicas hoy detenidas y que se han llevado por delante a centenares de pequeñas empresas asfixiadas por no cobrar lo que se les debe.
Impulsar la SE-40, retomar los ramales del AVE, mejorar las infraestructuras de los colegios o comenzar la construcción de la ciudad de la justicia, son sólo ejemplos de iniciativas que podrían beneficiarse de esos yacimientos de gasto que, una vez enumerados, deberían orientarse hacia algo que se aleja mucho de esa ingeniería social, obscenamente impropia de las administraciones democráticas.
En Sevilla, a pesar de las críticas facilonas, las universidades forman buenos profesionales. Si antes fue Gran Bretaña quien vino a por profesionales de la salud, luego la todopoderosa Alemania vino a por ingenieros, ahora es Noruega quien viene a por 5000 ingenieros que necesita para explotar sus plataformas petrolíferas. No seremos tan malos cuando nos buscan.
Precisamente y a día de hoy, las principales empresas de ingeniería civil del mundo, son multinacionales españolas.
Sabemos hacer las cosas bien si nos dejan.
En estas y en otras cuestiones he tenido oportunidad de extenderme en mi último libro “La Economía fingida” (Ed. Paréntesis).

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