Tantos euros como 1,14 billones son equivalentes a todo el
PIB de España o al 8 % del PIB conjunto de los diecinueve paises que conforman
la zona euro. Esa cantidad también es la que el presidente del Banco Central Europeo,
Mario Draghi, anunció el pasado jueves que va a destinar a la compra de deuda
privada y publica a razón de 60.000 millones al mes hasta 2016. Dejo claro,
además, que mantendría el programa de compra de deuda en el futuro si fuese
necesario. El anuncio coincidió con los resultados de la Encuenta de Población
Aciva (EPA) del cuarto trimestre de 2014.
A esta operación aprobada por el Consejo de Gobierno del BCE
se le denomina en inglés, 'Quantitative easing' (QE) y ni es la primera vez que
la pone en marcha el BCE ni es la eurozona la unica área del mundo en
conocerla. Efectivamente, el BCE ya ha puesto en marcha programas de QE pero en
esta ocasión hay dos diferencias importantes que modifican lo que que se compra
y el objeivo que se persigue.
En ocasiones anteriores el BCE ha utilizado la QE para
comprar 'activos tóxicos' o 'deuda basura' (un título de deuda es un activo
para el acreedor que lo posee). Con la ficción de comprar deuda casi insolvente
a precios muy altos, el BCE ha inyectado miles de millones de euros para
garantizar que los estados europeos pudiesen colocar su deuda y para limpiar' los
balances de los bancos en riesgo de quiebra comprándoles los 'activos tóxicos a
cambio de euros frescos que espantaran al fantasma de la insolvencia.
En esta
ocasión el BCE ha anunciado que no comprará bonos basura o tóxicos; sólo bonos
'de mercado' o buenos a cambio de inyectar dinero a sus dueños para, entre
otras cosas, aumentar el consumo y frenar la caída de precios. Esta es,
precisamente, la seguda diferencia con las intervenciones anteriores del BCE; el
objetivo que persigue no es sanear la banca.
Ahora el fantasma que intenta conjurar el BCE no es el de
las corridas bancarias sino el de la deflación. Por paradójico que pueda
resultar, el BCE inyecta 1,14 billones de euros para conseguir que los precios
dejen de caer y suban a un ritmo del 2 % aproximadamente. La deflación (la
bajada de precios) desincetiva la invesión y agudiza la cisis.
Antes que el BCE, los Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón
-a través de sus bancos centrales- ya recurrieron a las QE's para sanear su
sistema financiero y reactivar sus economías. Los resultados han sido muy
dispares; mientras que EEUU y Gran Bretaña gozan de un buen ritmo de
crecimiento económico, Japón sigue sin recuperar el pulso económico y borrar el
riesgo de la deflación. Parte de esta disparidad de resultados hay que buscarla
en la significativa diferencia entre la cantidad de dinero que ha inyectado la
Reserva Federal (el banco central de EEUU) y el BCE.
¿Y que tiene que ver todo esto con la EPA? Pues puede que
nada o puede que bastante. Los resultados de la última EPA han sido malos; el
paro ha subido en el último trimestre. No obstante, se ha impuesto una lectura
anual de las cuatro EPA's de 2014 y, globalmente, sí arrojan buenos resultados.
La economía española se ha desmarcado de sus socios europeos en ritmo de
crecimiento. Si desde el inicio de la crisis en 2007 hemos sido quienes más
empleo destruimos, ahora es posible que se registre una tasa de crecmiento del
3 % en 2015,, muy por encima de la media. Pero no basta. Para absorber a casi
5.5 millones de desempleados se necesita mucho más. Regiones como la andaluza
registran diez puntos más de tasa de paro que la media nacional y los salarios
que cobran los andaluces están en la cola de las rentas salariales españolas.
El esfuerzo es titánico.
¿Servirá la QE para que fluya el crédito y se reactive más
intensamente el crecimiento económico? Aunque resulte impopular esta
afirmación, en este momento no hay un problema tanto de contracción del crédito
como de la demanda del mismo. En otros términos, ahora no es que los bancos no
tengan disposición y liquidez a prestar sino que empresas y particulares no
están por la labor de volver a endeudarse/apalancarse. No ven claras
oportunidades de inversión aunque el índice de confianza del consumidor ha
mejorado un poco y la QE va a favorecer las exportaciones al contribuir a la
depreciación del euro.
Nadie arriesga su dinero si cree que los precios van a bajar
y eso afectará a sus expectativas de ingresos. Eso es lo que persigue el BCE
con la QE; mejorar las expectativas buscando una subida de precios hasta el 2
%, dando muchísimo dinero a los bancos a la espera de que la inversión de
reactive. Para no pocos es el último cartucho del BCE. Para la economá andaluza
sería un buen empujón si bien la brecha que nos separa de la media nacional, en
empleo y renta, es muy amplia.
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