Una de las razones para entender
por qué EEUU ha salido antes y con más intensidad de la crisis financiera hay
que buscarla en la manera en la que los norteamericanos colocan su ahorro. Los
ahorradores norteamericanos acostumbran a colocan una buena parte de su ahorro
en acciones de empresas. Con esa decisión el ahorrador estadounidense elige
directamente al inversor al que quiere financiar. Esto es, sobre la base de que
quienes toman las decisiones privadas de inversión en una economía son las
empresas, el ahorrador norteamericano decide a qué empresas va a financiar con
su ahorro especialmente cuando la empresa decide captar los recursos mediante
una ampliación de capital.
En España y en Europa, la mayoría
de las empresas se financian a través del sistema financiero con préstamos o
créditos. En otras palabras, el ahorrador europeo –a diferencia del
estadounidense- deposita sus ahorros en el banco y éste los transforma en
préstamos que ofrece a las empresas. El ahorrador español no conoce a los
inversores a los que acaba financiando a través de su banco.
Consecuencia de lo anterior es
que el papel central que el sistema financiero juega en Europa no lo tiene en
EEUU y, por tanto, cuando entra en crisis como en 2007, las consecuencias son
mucho menos graves en Norteamérica que en el viejo continente. Esto ha
permitido a EEUU salir antes y mejor de la crisis financiera que su propia
economía desató con las hipotecas ‘subprime’. Todo esto lo explicó hace unos
días el profesor Serrano Sanz en la Universidad de Sevilla en la sesión
inaugural de su reputado Máster en Economía Bancaria.
La lección aprendida debería ser
que España y Europa necesitan mejorar la relación directa entre ahorradores y
empresas inversoras lo que, conociendo el tejido empresarial español, se
traduce en mejorar el conocimiento que los ahorradores tienen de las PYMES.
Sólo cuando los primeros tienen una información suficiente de las segundas es
posible que prefieran destinar sus ahorros a la compra de acciones que a
depositarlo en el banco.
Lo anterior debe conjugarse con
la necesidad que la PYME andaluza tiene de redimensionarse pasando de ser
‘pequeña’ a ‘mediana’ empresa. La razón es que la mayoría de los concursos
privados y públicos para la contratación o subcontratación de tareas exigen un
tamaño mínimo que no superan las empresas andaluzas que quedan así fuera de
mercado. Si se facilitan las ampliaciones de capital, se abriría una vía hacia
el aumento de tamaño empresarial.
Precisamente esta idea de acercar
a ahorradores y a PYMES fue la que ha estado tras el desarrollo en España del
Mercado Alternativo Bursátil (MAB) inspirado, en buena medida, en el modelo
británico. El MAB es una bolsa donde cotizan PYMEs que han superado unas
exigencias de transparencia y solvencia similares a las que la Comisión
Nacional del Mercado de Valores (CNMV) exige para cotizar en la bolsa
convencional española.
Sin embargo y a pesar de las
exigencias de la CNMV, el desarrollo del MAB se ha visto frenado por dos
sonoros fracasos que han asustado a los pequeños ahorradores que debían jugar
un papel principal. Así me lo señala el profesor Diego Barbadilla de la
Universidad de Sevilla; uno de los principales expertos en marcado bursátil y
financiero de Andalucía. El primero fue el protagonizado por la empresa
barcelonesa Zinkia productora del famoso ‘Pocoyó’, cuyos capítulos se visionan
una media de 15 millones de veces al mes en la plataforma ‘Youtube’. El segundo
fracaso ha sido más reciente y mediáticamente más relevante. Se trata de la
empresa española de wi-fi ‘Gowex’.
En el origen de estos dos sonoros
fracasos está la calidad de las auditorías en las cuentas de ambas empresas.
Cuando la veracidad de las cuentas se pone en solfa, los accionistas se
deshacen de las acciones rápidamente provocando que su precio caiga a plomo.
Sin el supervisor tanto de la Bolsa española como del MAB no resuelve este
problema (que no es exclusivo de España sino mundial), millones de ahorradores
seguirán siendo remisos a comprar directamente acciones, fundamentalmente de
PYMEs.
Efectivamente, la supervisión de
la veracidad de las auditorías no está entre las competencias autonómicas.
Afortunadamente, habida cuenta de lo carísimo que ya resulta un modelo regional
que replica 17 veces la estructura estatal. Sin embargo, las autoridades
regionales sí disponen de instrumentos de apoyo a las PYMEs que quieran entrar
a cotizar en el MAB. Sería una buena forma de facilitar la captación de
recursos directa de los ahorradores. Nuestra recomendación sería aperturar un
servicio de apoyo a las empresas que quieran emprender este camino. Un servicio
que siempre recomendamos que sea cofinanciado entre la Administración Pública y
la empresa.
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