miércoles, 9 de julio de 2014

ENTENDIENDO EL NUEVO RECIBO DE LA LUZ (José Manuel Cansino en La Razón el 7/7/2014)


Acaba de entrar en vigor el nuevo sistema de facturación de la electricidad. Un sistema de facturación instaura el denominado ‘Previo Voluntario del Pequeño Consumidor’ que sustituye a la ‘Tarifa de Último Recurso’. A pesar de los esfuerzos del gobierno y de las compañías eléctricas por clarificar cómo se calcula el precio que acabamos pagando por la misma, la cuestión sigue sin ser fácil cuando queremos descender al detalle.



Si suponemos que tenemos en casa instalado un contador inteligente (antes de 2020 el 80 de los consumidores deben tenerlo), podemos hacer el siguiente ejercicio con una advertencia previa.
La advertencia consiste en que aunque el Gobierno repita que el precio de la luz tiene dos componentes (el término de potencia y el término de energía), los relevantes para un consumidor final doméstico serán cinco elementos en su factura.
La nueva factura de la luz nos especificará en primer lugar cuál ha sido nuestra facturación por la potencia que tenemos contratada (es el término de potencia del que hemos oído hablar). Esta parte no será la más gruesa de la factura y estará alrededor del 18 % del precio final si tenemos contratada una potencia igual o inferior a 10 kW (es lo habitual). Esta parte incluye un pago por acceder a la red eléctrica con independencia de nuestro consumo (es un pago por peaje fijado por el Gobierno) y un margen de beneficio a quienes comercializan la energía eléctrica. El margen también está regulado. Los costes regulados en España son un 40 % superiores a los de países de nuestro entorno.
El segundo lugar nuestra factura nos detalla lo que nos van a cobrar por la electricidad que verdaderamente hemos consumido. Aquí está la parte más importante de lo que pagamos; aproximadamente un 61 %. También aquí hay dos conceptos. En primer lugar tenemos que volver a pagar un peaje por acceder a la red aunque en este caso pagamos según el número de kilovatios/hora que hemos consumido. El segundo elemento, ¡por fin!, es el pago por el coste de la electricidad. Reparemos en que hasta ahora no se ha pagado un solo céntimo por el producto principal ¡la energía eléctrica!
El cálculo del coste de la electricidad no es en absoluto inmediato y en él intervienen tanto componentes de mercado como regulados. El primer componente que entra en el cálculo del coste de la electricidad es el precio que alcanza en el ‘pool’ español. Es un precio que varía muy significativamente a lo largo de las 24 horas del día y aquí radica el interés en modificar los hábitos de los clientes desplazando su demanda desde las horas pico (mediodía y entre 20’00 y 21’00 horas) hasta las horas valle. En promedio este precio fue de 46.2 euros por Megavatio/hora –MWh- en 2013 (un 5.3 % menos que el año anterior).
Para calcular el coste de la electricidad, ese precio del ‘pool’ se incrementa en los denominados ‘servicios de ajuste’ (unos 2.8 euros por MWh en 2013) y en otro concepto denominado ‘otros costes de la demanda’ (unos 6.7 euros/MWh para el año anterior). Aunque parezca otra cosa todavía este resultado aún no es el que se incluye en nuestra factura. Hay que incrementarlo para incorporar las pérdidas de electricidad que se producen en su transporte desde que se generan en las plantas eléctricas hasta que llega al enchufe de nuestra casa. Las pérdidas estándar son del orden del 14 %. Ahora sí podemos entender el apunte que aparece en nuestra factura con el nombre de ‘importe por el coste de la energía’ y que es el resultado de multiplicar el coste así calculado por el número de kWh que hemos consumido.
Hasta aquí los dos elementos en los que se ha puesto el foco en la estrategia de comunicación del Gobierno y de las compañías eléctricas. Pero faltan otros tres elementos hasta completar nuestra factura.
El siguiente es el impuesto sobre la electricidad. En todos los países se ha utilizado el consumo eléctrico para recaudar impuestos. En España es una cantidad pequeña –un 4.8 %- que se calcula sobre el valor sumado de los términos de potencia y de energía previamente aumentados al multiplicarlos por un factor de, aproximadamente,  1.05.
Ahora hay que añadir el alquiler que pagamos por el uso de los equipos de medida inteligentes que tenemos instalados en casa.

Por fin sumamos todo lo anterior y le añadimos el 21 % de IVA. Aquí está la cifra de nuestra factura. Así las cosas, España es el sexto país más caro de la Unión Europea en precio de la electricidad para los hogares con un precio de unos 22.5 céntimos de euro por kWh frente a los casi 30 de Dinamarca (el más caro) y los 9 céntimos de Bulgaria (el más barato).

(*) Profesor Titular de Economía Aplicada y Director de la Cátedra de Economía de la Energía y del Medio Ambiente de la Universidad de Sevilla.

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