lunes, 24 de junio de 2013

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA (José Manuel Cansino -*- en La Razón el 24/6/2013)



Mi amigo José Antonio Peralta ha cambiado su estado de ‘watshapp’ a modo ‘segando’ lo que inequívocamente significa no sólo que en Andalucía estamos en campaña de recolección de trigo sino que las NNTT de la comunicación obran prodigios.
Para acercarse con rigor al mercado del trigo hay que hacerlo partiendo de dos premisas elementales. La primera es que se trata de un mercado internacional y, por tanto, el precio se fija internacionalmente en los principales centros de contratación. El más importante es la Bolsa de Chicago y su precio o sus precios son los que se toman como referencia. La segunda premisa es que la producción de trigo española es muy pequeña vista desde la perspectiva mundial. En otros términos, la producción española puede reducirse a cero o multiplicarse por diez sin que el precio internacional varíe significativamente. José Eutropio Lara, experto en la materia, lo explicó no hace mucho en la Facultad de Economía de la Hispalense.
Tanto para los productores y la industria auxiliar, como para los consumidores, es interesante conocer la correlación de precios entre los mercados internacionales y los nacionales.
Hay que advertir que la unidad física de negociación en esa Bolsa de Chicago es el ‘bushel’ o fanega. De manera que para convertir el precio o cotización de Chicago a toneladas (Tm) hay que tener en cuenta que una Tm de trigo equivale a 36,7 ‘bushels’.
Así las cosas, según el Banco Mundial el precio internacional del trigo estaba en el pasado mes de mayo en torno a 245,79 euros la Tm, lo que suponía un considerable descenso desde los 281,6 alcanzados en el mes de noviembre de 2012.
Existe una diferencia no pequeña entre el precio internacional del trigo y el precio del mercado nacional. El sindicato de productores ASAJA ofrece en su web una información muy útil a partir del precio que se alcanza en las lonjas más importantes y el precio promedio que construye el Ministerio de Agricultura.
Por ejemplo, el precio promedio para el conjunto de España en la primera semana del mes de junio fue de 262,8 euros pero la semana pasada el precio en la lonja de Salamanca cerró a 236 euros/Tm, es decir, 17,01 euros menos respecto al precio que el Banco Mundial daba para el mes de mayo. No es la primera vez que se constata una bajada de precios al iniciarse la campaña.
Esto último apunta a una clara política de fijación de precios por parte de los compradores mayoristas que sólo es posible a partir de acuerdos colusorios que se ponen en marcha, precisamente, aprovechando la falta de liquidez de los productores que difícilmente pueden retrasar el momento de venta a uno posterior; por ejemplo, hasta el mes de noviembre cuando se alcanzó el precio máximo de 2012.
De todas formas, los acuerdos colusorios o de fijación de precios en el mercado nacional no pueden provocar grandes variaciones en el precio pues, como se afirmó al inicio, éste se determina internacionalmente.
El gran cambio que se ha operado en la última burbuja financiera visto desde la perspectiva de las materias primas en general y del trigo en particular, es su uso como activo financiero. Unas veces se utiliza como activo real y subyacente de títulos financieros que luego conforman fondos de inversión. Otras veces y como derivados del proceso anterior aparecen vinculados a los ‘Contratos por diferencia’ o CFD por sus siglas en inglés.
Naturalmente, para que una materia prima básica y alimentaria se convirtiese también en un producto financiero se necesitaba de la irrupción en las Bolsas tradicionales como la de Chicago de los grandes bancos mundiales.
De hecho, una década antes de que comenzase a gestarse la última burbuja financiera, en 1991, los banqueros del banco estadounidense “Goldman and Sachs” que entonces presidía Gary Cohn, crearon un nuevo tipo de productos de inversión. Son los que hemos denominado derivados. Fue el resultado de una investigación en la que rastrearon el comportamiento de los mercados de 24 materias primas, desde metales preciosos y energía al café, el cacao, el ganado, el grano, los cerdos, la soja y el trigo. Luego ponderaron el valor de la inversión de cada producto, mezclando y combinando las partes en el cálculo y posteriormente redujeron lo que había sido una complicada recopilación de bienes reales a una fórmula matemática que podía expresarse en un único enunciado, conocido en adelante como el “Índice de Materias Primas de Goldman Sachs (GSCI)”. Frederick Kaufman realizó un muy recomendable análisis que publicó la revista “Foreign policy”.
Todo esto tuvo como contexto la expansión de los mercados de futuros. Mercados en los que se puede comprar hoy una Tm de trigo de la campiña sevillana para ser entregado dentro de dos años. Cualquier de los amables lectores puede comprobar “on line”, los precios del trigo para diferentes plazos de entrega.
Y es que el precio del pan nuestro de cada día, tiene un componente financiero que sólo el estallido de la crisis ha atemperado pero que amenaza con volver en cualquier momento.

-*- José Manuel Cansino Muñoz-Repiso. Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla invitado en la Universidad de Lund.



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