El apuñalamiento del maestro ha sido la frecuente y abrupta manera en la que un discípulo sobrepasaba los conocimientos de sus profesores y comenzaba a despuntar en solitario no sin desaprovechar las ocasiones para apuntar a sus mentores como antiguallas científicas.
Isaac Newton le dio la vuelta a lo anterior en aquel ejercicio memorable de reconocimiento a sus maestros cuando afirmo que todo cuanto llegó a ver sólo fue porque se subió a hombros de gigantes.
Fuera de la Academia o Universidad, el apuñalamiento ha sido tradicionalmente la emancipación del aprendiz cuando abandonaba el taller para montar el suyo propio. Esa ambición ha movido al mundo y cuando se ha hecho con buenas artes, ha conseguido mantener el vínculo y el reconocimiento de las nuevas generaciones hacia sus precursoras.
La Junta de Andalucía adeuda al sistema universitario andaluz una cantidad superlativa. En concreto y a la Universidad de Sevilla, 190 millones de euros de los que 74 son deudas ya reconocidas con proveedores.
Entre ellos están quienes hace unas décadas abandonaron el taller de imprenta para montar un negocio de fotocopias. Venían del ramo de las artes gráficas por tradición familiar. Arriesgaron sus ahorros y abrieron su primera tienda.
A ese tipo de personas nos dicen que hay que llamarlas emprendedoras solo porque en España se estigmatizó el término universal de empresario. Un asunto demasiado grave del que se acostumbra a pasar de puntillas.
Fueron pioneros en la edición digital. Supieron reconvertir el negocio de las fotocopias al de la impresión digital. Editaron libros de texto buenos y malos. Encuadernaban tesis doctorales magníficas y pésimas. Era su trabajo y esto último fue lo único que cogieron de la época del ladrillo. “Tochos” de tesis de imposible publicación . Ni una sola muestra de ostentación ni lujo les he visto pero si todas las horas de trabajo del mundo incluso cuando llegaron a tener en plantilla a unas veinticinco personas.
Con la crisis llegaron los impagos, la refinanciación de las deudas, los créditos ICO para ganar unos meses, las hipotecas y las rehipotecas de locales y viviendas propias. Los recargos y sanciones que les han llegado a exigir alcanzaron el 40% por el retraso en el pago de la Seguridad Social y el IVA. Sin embargo no podían reclamar a la misma Administración que les impagaba más que un 8% de intereses de demora. Técnicamente es como si estuviesen prestando el 32% de su deuda neta a la Administración a un tipo de interés cero.
Cuando los bancos les cerraron el grifo sabiendo que la Junta de Andalucía no iba a pagar a la Universidad y esta tampoco a ellos, les llamaban por teléfono y les hablaban como si fuesen delincuentes. En una ocasión, con una dignidad que nunca han perdido le dijo el ‘emprendedor’ a la empleada del Departamento de cobros, por favor, deme Vd su nombre. No le consiento que me trate como a un delincuente.
Han perdido la casa pero son gente con redaños y ahora pelean de nuevo. Probablemente ningún juzgado de lo Mercantil los rehabilite como "emprendedores". Aspiran a poder pagar un alquiler y comer. El otro día les hablé de que la nueva Ley de emprendedores iba a aplicar el criterio de facturas cobradas para la liquidación del IVA. Me oían con escepticismo.
Poco después Adrián Pliego -uno de los mejores fiscalistas de Sevilla- me advertía de que el criterio sería aplicable para los pagos de más de 2500 euros, que no pueden hacerse en metálico y el 'no cobro' puede acreditarse. Pero para negocios donde el cobro es en metálico y en pequeñas cantidades, la aplicabilidad del nuevo sistema de IVA sería difícil.
Y todo esto ocurrió en los mismos días en los que en Sevilla intentaron incendiar una tienda en pleno barrio del Arenal por dedicarse a vender banderas de España -también republicanas-. Un centenar de comerciantes y la asociación Foro Sevilla Nuestra mostraron su apoyo a este otro 'emprendedor' en un acto público. Del resto de instituciones de la ciudad apenas hubo silencio y alguna valiente excepción. Es posible que de dedicase a vender juguetes eróticos no hubieran faltado voces, plumas y micrófonos para convocar a una movilización masiva contra un intolerable acto contra la libertad sexual. Pero vendía banderas de España y fuera de las competiciones deportivas, ondear una bandera nacional sigue siendo –dicen- un gesto inapropiado.
Las administraciones públicas han asfixiado ya, irremediablemente, a miles de PYMES. Han estigmatizado judicialmente a otros tantos empresarios -llamémosles por su nombre- enfrentados a una misma Administración que por una puerta les exige una multa del 40% y por otra solo le admite unos intereses de demora del 8%.
La ejemplariedad pública es una buena palanca para el rearme moral de una sociedad que necesita urgentemente crecer sobre sectores productivos competitivos. Basta ya de tratar como delincuentes a los ciudadanos que cometieron el delito de tener como cliente a alguna Administración Pública. Mayor ejemplariedad, si cabe, debe esperarse de una administración educativa como la Universidad.
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José Manuel Cansino. Profesor Titular de Economía de la Universidad de Sevilla invitado en la Universidad de Lund (Suecia)
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