lunes, 3 de junio de 2013

DE PECHEROS Y PIRATAS (José Manuel Cansino (*) en La Razón, 3/6/2013)


(Logo de la Agencia Estatal para la Administración Tributaria)


El 90% de los aproximadamente 16 millones de contribuyentes españoles por IRPF no superaban los 39.000 euros anuales en 2009 (último año del que existen datos definitivos). Son las clases medias y sobre ellas recae el peso principal de este impuesto principal. Son los pecheros en la terminología antigua de la ciencia de la Hacienda Pública, un término mucho más duro que el actual 'contribuyentes' pero también más descriptivo por cuanto subraya el hecho cierto de que son los que apechugan con las cargas públicas; con el sostenimiento de los gastos de los servicios fundamentales y también de los superfluos; con la carga de la deuda pública y con el sueldo de asesores y enchufados de todo partido que gobierna -o ha gobernado-.

Pero además sobre los pecheros se ha operado en los últimos años una silenciosa aunque profunda reforma tributaria sobre el consenso del PP y del PSOE, los mismos que gobiernan en coalición con el Partido Comunista-Izquierda Unida, unos en Extremadura y otro en Andalucía y cada vez que se tercia.

Desde 2006, con el gobierno del PSOE, se comenzó a gravar de forma radicalmente distinta a los salarios y a las rentas del capital (por ejemplo, a los dividendos de las acciones).  La ley 35/2006 (Ley del IRPF) estableció que el tipo de gravamen sobre los rendimientos del ahorro o capital seria de carácter proporcional a un tipo impositivo único del 18%, fuese cual fuese la renta del contribuyente. Esto es, el salario (que es la principal fuente de ingresos de los pecheros españoles) pagaba progresivamente más según la cuantía pero el rendimiento del ahorro tributaba al 18% tanto si el pechero ganaba 20.000 € como si ganaba cien veces más.

La ley de Presupuestos para 2010 (Ley 26/2009), sólo modifico parcialmente la anterior estableciendo dos tramos: 19% para bases inferiores a 6.000 euros y 21% para bases superiores a 6.000 euros.

De nuevo con el PP en el gobierno la ley 2/2012, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2012, volvió a modificar lo anterior estableciendo tres tramos: hasta 6000 el 21%; entre 6.000 y 24.000 el 25%; más de 24.000 el 27%. El profesor David Ferrer de la Universidad de Sevilla conoce bien esta cadena de reformas.

El discurso tradicional de la izquierda de que había que gravar con mayor dureza el rendimiento del ahorro porque sólo las rentas altas tienen capacidad de ahorrar se ha caído de nuestro sistema tributario sin las algaradas mitineras de otros tiempos.

Apenas supervive en tiempos electorales la demoscópica petición de subir los impuestos a las rentas más altas aunque sólo 3.208 personas declararon en 2009 una renta entre 480.000 y 600.000 euros.

La explicación para este consenso en el que se encuentran desde los conservadores hasta los comunistas en el poder hay que buscarla en los paraísos fiscales.

Cualquier 'compatriota' que pueda cambiar la forma en la que recibe su sueldo constituyendo una sociedad interpuesta con residencia en Gibraltar, puede lograr lo siguiente. De entrada no paga más que un 10 % en impuesto sobre sociedades, muchísimo menos que en España. Luego, con un representante legal en Gibraltar a modo de hombre de paja, tampoco tributara un sólo céntimo por los dividendos que percibe de su propia empresa. Manuel Fernández Luna es un analista económico y también profesor universitario que conoce bien este terreno.

Los pecheros de clase media que aún conservan su puesto de trabajo soportan este país todavía llamado España. Son los principales pagadores del impuesto sobre la renta. Si nos apuramos, también son los que soportan fundamentalmente los impuestos indirectos sobre el consumo. Diariamente soportamos la mofa de quienes tienen su patrimonio en paraísos fiscales que ni siquiera son ya ni los tradicionales exóticos de islas caribeñas o mini estados europeos, ni los cada vez más frecuentes paraísos fiscales africanos. El paraíso fiscal más próximo está en la Roca Gibraltareña. En los paraísos fiscales encuentra coartada el haber hecho del IRPF un impuesto progresivo sólo sobre los salarios. En los paraísos fiscales se esconde también buena parte del dinero que ahora hace más falta que nunca para hospitales, colegios, comedores pero también para mantener la voracidad de las administraciones en las que permanecen duplicidades y triplicidades.

A modo de ejemplo, las principales empresas del Ibex 35 tienen filiales en paraísos fiscales. Las grandes fortunas también o tienen una SICAV a su medida. El resto a apechugar.


(*) José Manuel Cansino Muñoz-Repiso. Profesor invitado en la Universidad de Lund (Suecia)

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