martes, 5 de julio de 2016

NIEBLA EN DESPEÑAPERROS. GRAN BRETAÑA AISLADA (José Manuel Cansino en La Razón el 20/6/2016)


 ¿Cuál sería el impacto de la salida del Reino Unido –Brexit- en la economía andaluza? Veamos algunas cifras. Andalucía exportó a este país en 2015 por valor de 1.707 millones de euros; lo que supuso tan sólo el 6,8 % del total de las exportaciones regionales. A esta cifra hay que añadir los 266 millones exportados a Gibraltar, colonia que como nos advierte Mercedes Valdivia, experta en el sector y profesora del Máster de Comercio Internacional de la Universidad de Sevilla, tiene categoría de “tercer país” desde el punto de vista aduanero. Pero incluso sumadas ambas cifras, sigue resultando una cifra verdaderamente pírrica que apenas alcanza el 7 % del total de las exportaciones. De hecho, y este es un dato que se suele omitir, Andalucía vende al resto de España más que a todos los países del extranjero juntos. En 2013 (último dato ofrecido por el Centro de Predicción Económica –CEPREDE-) las empresas andaluzas vendieron al resto de España por valor de 28.454 millones de euros frente a los 24.967 que sumaron el total de las exportaciones andaluzas al extranjero en 2015.



Otra cuestión deferente es el turismo británico que, junto con el alemán, siguen suponiendo los principales clientes que eligen las costas andaluzas como destino para sus vacaciones. Pero, que nadie se llame a engaño, si las encuestas se confirman y Gran Bretaña decide abandonar la Unión Europea (UE), el impacto sobre nuestras exportaciones no tiene que ser muy alto pues no habría cambio de moneda ni mayor incertidumbre asociada al pago a crédito de las operaciones en divisa británica. El riesgo sería el mismo que el existente ahora. Entre 2008 y 2016, la variación promedio del tipo de cambio de la libra esterlina frente al euro ha sido del 0,28 % pero la prima del seguro que garantiza un tipo de cambio para una operación con pago aplazado se determina por la varianza del tipo de cambio y no por la media. En este caso hay que tener en cuenta que al inicio del periodo de crisis, la libra llegó a devaluarse hasta más del 20 % entre noviembre y diciembre de 2008.
El impacto sobre la economía andaluza de la salida del Reino Unido sería pequeño pero no despreciable. Esto exige un análisis más fino. Veámoslo. Al Reino Unido fuera de la UE le sería más interesante tomar el puerto de la colonia de Gibraltar como punto de entrada de sus mercancías al resto de países de la Unión frente a puertos alternativos y más próximos como el de Rotterdam ¿Por qué?
Para productos británicos como las bebidas alcohólicas (por ejemplo el güisqui –sic-) o el tabaco que entran en la categoría de “mercancías sensibles”, las empresas exportadoras británicas que decidieran introducirlos por el puerto de Rotterdam tendrían que aportar una garantía bancaria individual para el tránsito por carretera en el territorio UE que encarecen considerablemente los productos. En cambio, si decidiesen entrar por Gibraltar (que tiene el mencionado estatus aduanero de ‘tercer país’) sería más cómodo y barato al evitar los aranceles y garantías bancarias que tendrían que pagar si tocaran suelo de otros países europeos. Sorprendentemente, el efecto del Brexit sería beneficioso para Andalucía debido a la ignominia de mantener una colonia extranjera en territorio español que está siempre rayando la frontera de actuar como paraíso fiscal.
A diferencia de otros territorios como Cataluña, cuya viabilidad económica fuera de España es inimaginable salvo en situación de penuria severa, Gran Bretaña puede prescindir cómodamente del paraguas económico de la Unión Europea. La ‘city londinense’ sigue siendo el principal puerto de entrada de capitales procedentes de las excolonias británicas y de las relaciones comerciales –con frecuencia ilegales- que mantienen con los países que antes conformaban la ruta de la seda y luego la del opio. A esto hay que añadir el colchón multimillonario que le permiten a Gran Bretaña el movimiento de dinero a través de los paraísos fiscales ubicados en las islas del Canal de la Mancha que siguen operando con total y grosera impunidad.
Económicamente, Gran Bretaña puede seguir riéndose de su famoso chiste “Niebla en el canal; el continente aislado” como tituló el periódico The Daily Mail. Andalucía –de no ser por el turismo- podría adaptar su versión al caso de Despeñaperros o en el Estrecho.

Las consecuencias del Brexit son más de naturaleza política que económica aunque su salida de la Unión también lo sería del Sistema Europeo de Banco Centrales y de la liquidez que le aporta en caso de futuros pánicos bancarios. La Unión Europea ha conllevado un largo periodo de paz de más de setenta años tras los dos cruentos episodios de guerras mundiales del siglo XX. Los fundadores tenían en la cabeza lo mismo que los escolásticos de la Escuela de Salamanca y otros; el interés comercial entre las partes es un bálsamo frente al riesgo de conflicto. Pero Europa debe reconocer que no ha conseguido imponer una identidad propia por encima y diferente de las identidades nacionales que la integran. Aunque es innegable que todas las etapas de crisis son caldo de cultivo para las reivindicaciones nacionalistas en lo político y proteccionistas en lo económico, Europa no debe vivir de espaldas al deseo mayoritario de sus socios de mantener una clara identidad nacional. Una identidad nacional que no es incompatible con la cooperación internacional. Estructuras como la OTAN o la ONU lo recuerdan diariamente. 

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