Bien porque se
prevén unas grandes rebajas en enero y con ellas el retraso de muchas compras,
bien por pintar de color el oscuro panorama, lo cierto es que el alumbrado
navideño se adelantó este año.
Y fue paseando
envuelto por el frío, alumbrado por las guirnaldas y visitando Nacimientos
cuando nos la encontramos.
Tenía en su
cara dibujada la felicidad y en los brazos a Vanessa; unos ojos azules que
cabían en cuatro meses y que verán -Dios lo quiera- escribir su vida.
La propuesta
que le hicieron a la madre de Vanessa fue 700 euros y nueve horas al día, o a la
calle. Es posible que tuviese más suerte que miles de madres a las que sólo les
mostraron la puerta de la calle cuando todo empezó a derrumbarse en 2008, pero
esas fueron las opciones en este caso.
Los
economistas llamamos 'salario de reserva' al salario por debajo del cual no
aceptamos un empleo.
El valor
concreto del salario de reserva es diferente para cada persona pero la Ciencia
Económica se basa en la Ley de los grandes números y, con demasiado desacierto,
sólo aspira a calcular valores promedio o, todo lo más, valores promedio
diferenciados por rango de edad, sexo o nivel de estudios.
Hay varios
factores que hacen que el salario de reserva suba o baje. Uno de ellos y
probablemente el más discutido es la cuantía de la prestación por desempleo y
la duración de esta.
Una prestación
por desempleo elevada y prolongada en el tiempo hace que el salario de reserva
aumente respondiendo a un razonamiento inmediato que viene a decirnos,
"por pocos euros más que me ofrecen en este trabajo, prefiero seguir en
casa cobrando el desempleo”. Y es sobre este argumento sobre el que se apoyan
quienes defienden tanto la disminución de la prestación como la duración de la
misma. Con ello pretenden reducir el nivel de paro favoreciendo que los
desempleados acepten nuevos trabajos por la perentoria razón de no tener otros
ingresos.
Los economistas,
que también tenemos nombre para esto, lo denominamos transición del desempleo
hacía el empleo, pero también podríamos llamarlo "procesión" hacia el
empleo o principio de "quillo, no hay más remedio que ponerse a
trabajar".
Estimo que a
la madre de Vanessa llegaron en los seis primeros meses de paro unos 653 euros
mensuales. Si sigue sin encontrar un empleo que supere su salario de reserva,
aún podrá cobrar unos 617,74 euros al mes durante otros dieciocho meses.
De momento lo
que podemos afirmar es que el salario de reserva de la madre de Vanessa está
por encima de 700 euros y nueve horas de trabajo diarias, parte de las cuales
se cobrarán en dinero B y, naturalmente, su empresa no cotizara por ellas.
Así qué
"sabes lo que te digo, José Manuel" que yo con mi paro y lo que gana
mi marido me quedo criando a esta -ahí estaban los cuatro meses de ojos azules
de Vanessa- y no la dejo con nadie. El profesor Rafael Sánchez Saus ha
recordado estos días el problema demográfico escribiendo “sin merecer una sola portada de periódico, el problema
demográfico se ha ido convirtiendo en la principal amenaza que gravita en el
medio y el largo plazo sobre la sociedad española”.
Estar con
Vanessa cada minuto de sus primeros años le supone a la madre renunciar a 47
euros mensuales los primeros meses y 82,26 euros hasta que alcance los dos
años. Habrá quien diga que criar a
Vanessa vale la suma de todo a lo que renuncia.
La madre de
Vanessa seguirá figurando en la dramática lista de desempleados y las personas
que trabajamos le financiaremos su prestación como ella hizo cuando trabajaba
con quienes no tenían empleo.
Conozco a esta
mujer y no le teme al trabajo. Todo lo contrario. Anduvo peleando hasta el
final incluso cuando sabía que su empresa se iba a pique porque la Administración
no abonaba las facturas pendientes y el banco ya no renovó ninguna póliza de
crédito más.
Saldremos de
la crisis y Vanessa verá a su madre encontrar un nuevo empleo y llegar tarde a
casa con la espalda destrozada -su trabajo le obliga a pasar muchas horas de
pie tras un mostrador-. Pero cuando llegue, le regalará el mejor tiempo del
día. Era lo que estaba haciendo aquella tarde cuando su familia y la mía
paseábamos visitando Nacimientos.
Saldremos de
esta. Siempre se sale. Pero cuando esto pase, no duden de que los que ahora se
lamentan de las barbaridades cometidas en el tiempo de la burbuja, no tardarán
un instante en volver a hacer lo mismo. Entre otras cosas, a cambio de pagar
700 euros mensuales por nueve horas al día.
José Manuel Cansino Muñoz-Repiso. Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
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