La cosa pudo ser parecida a esta.
Vd se reunió con su familia a la sombra del frigorífico vacío, una montaña de
cartas de reclamación y un historial de paro que se remontaba a 2008. En aquel
año Vd y su esposa trabajaban y ser un mileurista era ser un ‘pringadillo
laboral’. De manera que su familia y Vd acuerdan por mayoría comunicar al banco
que no van a pagar ni el préstamo hipotecario (que ya le refinanciaron) ni el
préstamo personal (que también le habían refinanciado).
Cuando Vd se sienta con la
directora de la sucursal le propone un plan para que su situación se resuelva y
el banco no resulte perjudicado. La propuesta consiste en dividir sus préstamos
entre los miles de clientes del banco que así, entre todos, harán frente con un
pequeño esfuerzo a sus deudas impagadas. La directora se echa las manos a la
cabeza, comienza a hacerle señas al vigilante de seguridad de la sucursal
mientras le advierte que eso es imposible. Pero Vd, sin perder la calma, le
explica que lo que le está pidiendo al banco –es una sucursal de Bankia- es lo
mismo que el Estado español ha hecho con la propia entidad, esto es,
nacionalizarla mediante una inyección de millones de euros que, en una buena
parte, tendrán que pagar los españoles de ahora y los españoles de mañana. La
directora, en ese momento, se sienta reposadamente y no sabe qué decirle.
Y como muchos directores de
sucursal, la información de esta ejecutiva bancaria se transmite “hacia arriba”
hasta que en la mesa del Ministro de Economía se amontonan los informes de
bancos que piden lo mismo; dinero a cambio de dispersar la deuda entre millones
de españoles. De manera que el Ministro de Economía, con la conformidad del
Gobierno, llama al Eurogrupo y le dice que necesita un préstamo milmillonario
pero que lo quiere a un tipo de interés cero porque si lo pide en el mercado de
capitales, la prima de riesgo le obligará a pagar unos intereses muy altos.
Naturalmente el representante del Eurogrupo le dice que ni hablar al Ministro,
pero este, con la misma serenidad de Vd cuando le habló a la directora de la
sucursal, le dice que lo que pide es lo mismo que el Banco Central Europeo
viene haciendo desde que empezó la crisis, esto es, prestar a los bancos dinero
a mansalva a tipo de interés casi cero para que puedan refinanciarse y comprar
deuda pública que el gobierno peticionario y muchos más necesitan colocar.
Ante la negativa del Eurogrupo,
el Ministro le dice que entonces convocará un referéndum para ver si pagan o no
lo que ya debían. Nótese que el referéndum va con todos los avíos, esto es, se
plantea a un electorado que ha asumido que de todo esto tienen la culpa los
bancos, que hay que ir a una economía con rostro humano, que la economía no
puede imponerse sobre la voluntad del Pueblo soberano y que esto es lo que hay.
Naturalmente este relato es una
respetuosa caricatura de lo que está pasando con Grecia, pero no pocos de sus
elementos son muy ciertos. El gobierno griego del momento mintió en sus cuentas
para entrar en el euro. Pero entonces era tan improbable una situación como la
actual que a las cuentas se les prestó una atención limitada y a los bancos que
colaboraron en el maquillaje contable, tampoco. Sea como fuere, el Estado
griego es responsable de su mentira.
Es cierto que Irlanda, Portugal,
otros países rescatados por préstamos del BCE, la Comisión Europea y el FMI,
han salido de la situación de rescate y ambos han pagado tipos de interés muy
elevados. Hasta Chipre parece estar logrando una notable reactivación
económica. De esta forma, permitir a Grecia lo que no se ha permitido a los
demás sería un mal precedente, un agravio comparativo y lo que en Economía se
llama una incitación al ‘riesgo moral’.
Pero también es cierto que en
estos países, las recetas de ajuste fiscal han servido para pagar la deuda a
costa de un notable esfuerzo de sus sociedades, y en Grecia, no. También es
cierto que visto lo que ha prestado el Banco Central Europeo a un tipo de
interés casi nulo gracias a una desinflación, probablemente los intereses
pagados en los rescates podían haber sido mucho menores. Por último, es muy
cierto que las reglas de decisión financieras no son equivalentes a la regla de
“una persona, un voto”, y esto es lo que se ventila a partir del resultado de
ayer; dos lenguajes muy diferentes fruto de un reparto del poder de decisión
muy distinto.
El mundo moderno no es la primera
vez que se enfrenta al cuestionamiento masivo del sistema financiero. De sobra
conocido es que no pocos de los lamentables periodos de antisemitismo extendido
tienen en su origen un ánimo de no pagar a los acreedores mayoritarios. Las
sociedades europeas están muy próximas a la convicción del ‘Sí se puede’,
evitar los desahucios y renovar los rescates tantas veces como el bíblico
‘hasta setenta veces siete’. Nadie sabe cómo va a terminar esta partida. El que
diga lo contrario, miente.
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ResponderEliminarLas entidades bancarias deben ser responsables, tanto como los deudores, de sus errores de cálculo, y no echarles su basura a otros para que las paguen.
ResponderEliminarYerra uno y no probablemente un ciento. Ley de los grandes Hunos.
El problema real no es el miedo por riesgo moral, sino la falta cometida por libre albedrío, la injusticia de las medidas. Y más que el saldo con libras de carne sin derramarse sangre, Santo Tomás estaba de parte de quienes justificaban la muerte del tirano en casos extremos.
Historia, libre de aristas y lisuras discurre.
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ResponderEliminarGrecia, su pueblo, los griegos, están traspasando el límite de su propio esfuerzo y están cayendo en un miserable sacrificio, por quienes entienden el negocio bancario como una segura bienaventuranza y no una empresa sujeta a ciertos riesgos.
ResponderEliminarFuera del cuadro, la pintura inconclusa por enmarcar es tan abstracta como el dinamismo con que se dispara el Índice de Gini.
Un Abrazo :)
Grecia, su pueblo, los griegos, están traspasando el límite de su propio esfuerzo y están cayendo en un miserable sacrificio, por quienes entienden el negocio bancario como una segura bienaventuranza y no una empresa sujeta a ciertos riesgos.
ResponderEliminarFuera del cuadro, la pintura inconclusa por enmarcar es tan abstracta como el dinamismo con que se dispara el Índice de Gini.
Un Abrazo :)