Se reúnen en casas particulares.
La persona que recibe, amiga de la vendedora, ha tirado de ‘wasap’, ha puesto
el café y las pastas. Si la cosa va bien igual recibe un regalo ambientado con
la banda sonora de 'no hacía falta, ya sabes que yo lo hago por ti y por tus
niños'. Ha vuelto el sistema de ventas de aquella barra de labios que prometía
sentirse mejor a quién se embadurnara con ella.
El producto no es el único que se
ajusta al comentario de este artículo. Las tiendas de ropa están llenas de
complementos que se exhiben y son fruto de las manualidades de algún amigo o
amiga de quien regenta el negocio. Si Vd quiere alguna pieza, la encargarán a
las manos de quien la hace y en una semana la tendrá.
Los mercadillos de fin de semana,
los de alto copete y los de baja copita usando la expresión de la editora Rosa
García Perea, también están llenos de muestras de este 'modus vivendi' que ha
venido a compartir con los profesionales del 'chapuzas a domicilio' el arte del
'sin papeles'.
Vender barras de labios y
manualidades permite ahora ingresar el complemento necesario para que no te
corten luz o juntar el pago de las vacaciones de verano. Nadie se da de alta
como empresario autónomo. No se paga IVA. No se incluye en la declaración del
IRPF. Es economía sumergida pura y dura con la que se explica en parte por qué
en Andalucía se convive con un 36.32 % de desempleo y no se asaltan los supermercados.
El reciente informe del Grupo de
Técnicos de Hacienda, GESTHA, estima en un 29.2 % el valor de lo que genera la
economía sumergida en Andalucía.
Desconozco la metodología que se
ha aplicado en el informe de GESTHA, pero sí conozco los métodos que en
Economía se utilizan para estimar las cifras que mueve la economía sumergida.
Las referencias más importantes internacionalmente hablando son los trabajos de
E. Schlicht y F. Schneider.
En definitiva, las estimaciones
son eso, estimaciones y no cálculos exactos pero están soportadas en métodos
contrastados.
La economía sumergida no debe
confundirse con las actividades ilícitas como el tráfico de drogas o el cobro
de comisiones ilegales. Estas últimas siempre están al margen de la legalidad
porque trafican con o se dedican a actividades prohibidas. La economía
sumergida engloba a las actividades legales que se realizan incumpliendo las
obligaciones fiscales, laborales y de otra índole. Quienes viven de estas
actividades argumentan que no serían actividades rentables de pagar impuestos o
cotizaciones a la seguridad social. Algunas cifras sirven para ilustrar esto;
en promedio en España se paga un 28.3 % de Seguridad Social (entre empresarios
y trabajadores) y un 17.7 % de tipo impositivo efectivo de IRPF (una vez
aplicadas las reducciones y deducciones fiscales).
Pero hay otro argumento que
explica este nivel de economía sumergida. Es un argumento escurridizo y
difícilmente medible. Se trata de la reacción de los contribuyentes a la
corrupción institucionalizada.
El fraude fiscal y laboral que
conlleva la economía sumergida se convierte así en una respuesta social a
escala doméstica frente a aquello que se contempla impunemente en los programas
de 'late night' o se escucha en el teléfono móvil convertido en radio.
En otros términos, la sociedad en
una parte nada despreciable no tiene el más mínimo escrúpulo moral en trabajar
en la economía sumergida bien sea por la necesidad de llenar el plato de comida
o de financiarse unas vacaciones en lugar de pagarle las gambas o el chalé al
corrupto de turno. A igual desarme moral se llega con saber que el 25% de la
riqueza mundial está en paraísos fiscales o que los españoles que tienen su
patrimonio en las SICAV, apenas tributan al 1% y luego encabezan frecuentemente
las manifestaciones contra los recortes en el gasto.
Con este escenario, las mejoras
en el diseño de los impuestos no acabarán con el fraude y la economía
sumergida. Pero hay más. Si finalmente se atienden las peticiones de los
servicios de inspección de Hacienda y se dotan más plazas de inspectores, su
trabajo acabará aflorando una parte del fraude y no la más importante. Los que
evaden capitales o se los llevan a paraísos fiscales quedarán impunes a pesar
de los esfuerzos de la policía y de la inspección de Hacienda. Por cierto, en
España tenemos un servicio de inspección de Hacienda y unos grupos de
investigación en evasión de capitales de los más reputados internacionalmente.
José Manuel Cansino Muñoz-Repiso. Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
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