A diferencia de lo que ha
ocurrido en el conjunto del mundo, la desigualdad en la distribución de la
renta ha aumentado en España tras la denominada ‘Gran Recesión’ de 2008. La
principal explicación de esa acentuación de la desigualdad está en la
excepcional caída del empleo en nuestra Nación. Así lo concluye José Mestres
Domenech, investigador ‘Caixabank research’ en un interesante número (el de
enero de 2017) en el que se trata esta cuestión. Para Mestres, entorno al 75 %
de la mayor desigualdad en España responde a la caída de los ingresos del
trabajo como consecuencia de la destrucción de empleo.
Junto con España pero de manera
más acentuada EE.UU. y Alemania también muestran notables deterioros en la
medida de la desigualdad. La clave para entender la situación estadounidense
según Javier García-Arenas, también investigador de ‘Caixabank research’ está
en la acentuada polarización laboral de ese país y el actual empobremiento de
las clases medias que entre 1950 y 1980, pudieron acceder a empleos en la
industria manufacturera con salarios elevados en relación a su nivel de
estudios.
Para el conjunto del mundo la
OCDE estima que entre 2008 y 2013, la desigualdad en la distribución de la
renta ha disminuido si se tiene en cuenta principal –aunque no sólo- el
denominado Índice de Gini. Este índice alcanza el valor 0 en la situación de
equidistribución y 1 (o 100) en el caso extremo de que una única persona acapara
el total de la renta de un país. La reducción en los niveles de desigualdad ha
venido de la mano del crecimiento de tres principales economías emergentes muy
pobladas; China, India e Indonesia.
Lo que también se pregunta el
informe del Departamento de análisis de la entidad financiera catalana con
domicilio social en Madrid, es la relación entre la desigualdad en la
distribución de la renta y el auge político de los populismos si bien con el
foco puesto –llamativamente- sólo en los etiquetados como populismos ‘de
derechas’ inexistentes, por otra parte, en España en el día de hoy.
El análisis de Javier
García-Arenas permite conocer un resumen de los resultados disponibles
ofrecidos por las publicaciones científicas. Estos resultados sólo analizan la
relación entre desigualdad y auge populista (que el autor atribuye al Partido
Republicano) en EE.UU. La conclusión es que existe una evidencia estadística
aunque no muy robusta entre los estados más expuestos a la competencia con
China frente a los que no lo están. El análisis lo realizaron los economistas
David Autor, David Dorn, Gordon Hanson y Kaveh Majlesi. Un estudio reciente
demostró que entre 1999 y 2011 EEUU perdió 1.98 millones de empleos como
consecuencia de la competencia comercial con China. De ellos 985.000
correspondieron a la industria manufacturera sobre la que se había construido
la clase media norteamericana.
Sin embargo y cuando se analizan
otros países aunque siempre con el foco puesto en los populismos “de derechas”,
las variables económicas no juegan un papel protagonista en la explicación de
este auge electoral. Por ejemplo, los economistas alemanes Manuel Funke, Moritz
Schularick y Christoph Trebesch encuentran que el apoyo electoral a estas opciones
–entre las que supongo incluyen a la AfD- aumentó un 30 % tras las crisis
financieras ocurridas entre 1870 y 2014.
Finalmente, otros investigadores
subrayan que frente a las variables económicas, los factores culturales son
igualmente importantes a la hora de explicar la irrupción electoral de los
partidos que etiquetan de esa manera tan apresurada. Por ejemplo, Ronald
Inglehart y Pippa Norris mostraron que las variables culturales mostraban mejor
el auge de estas opciones políticas. Esas variables culturales respondían a la
preferencia de una parte significativa del electorado europeo a preservar su
identidad cultural frente a un cambio de la misma fruto de una inmigración
masiva. En este mismo sentido el profesor Eric Kaufmann ha indicado que los partidarios
del ‘Brexit’ estaban mucho más preocupados por la inmigración que por la
desigualdad. Probablemente, un estudio similar para el incipiente ‘Frexit’
podría dar resultados similares.
En esta tema sin embargo, hay dos
cuestiones que el científico no debe dejar de señalar. Por ejemplo, no es
riguroso no prestar la misma atención a los movimientos populistas enraizados
en la izquierda radical. En este sentido, sería tan pertinente analizar el
Brexit como el fallido Grexit sobre la base de que las motivaciones políticas
en el primero y en el segundo caso eran diferentes. La segunda cuestión es la
rapidez con la que se reparten las etiquetas de populistas a partidos que
tienen una ideología muy transversal frente a los esquemas tradicionales
derecha/izquierda, conservadores/liberales, provida/proaborto. Naturalmente
esto complica los análisis y quizás por eso escasean.
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