sábado, 24 de diciembre de 2016

¿NAVIDAD? EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS. (José Manuel Cansino en La Razón el 19/12/2016)

No son los únicos, pero son muchos. No son los únicos, pero no limitan su gesto a quienes comparten su misma Fe. No sólo en Navidad pero sí especialmente en estas fechas, los millones de cristianos del mundo ejercen la Caridad, algo que técnico-económicamente hablando se traduce en millones de acciones redistributivas de la riqueza.



Si buscamos en el argumentario hedonista de la Economía al uso, probablemente no encontremos explicación a la dimensión de esta acción masiva de compartir lo propio con el necesitado. Quizá podamos encontrar una buena pista en los “Ethical Spirits” de la “Caritas in Veritate”; término de inequívoca reminiscencia keynesiana que incluyó Benedicto XVI en su Encíclica de 2009. Si la economía es un campo de desarrollo profesional y personal, y el hombre se realiza dándose a los otros, la economía ha de concebirse como un don a los demás, vino a decir el Papa emérito. Indudablemente lo hacía desde un epistemologísmo crítico con una Ciencia Económica en la que no pocos llevan empeñados desde hace más de un siglo para explicar las decisiones humanas desde sólo la motivación individual de raíz hedonista.
El espíritu crítico, siempre, necesario, ayuda a explicar la parte del Mundo que se mueve gracias a la voluntad de compartir. Un mundo que no cabe en la estrechez del cientifismo de muchos y que hace recomendable libros como el que acaba de publicar Juan Torres, “Economía para no dejarse engañar por los economistas” (Ed Deusto). 
Sin embargo, el propio espíritu crítico no puede quedar atrapado en un racionalismo a ultranza. El concepto de “razón” tiene que ensancharse para ser capaz de explorar y abarcar aspectos de la realidad que van más allá de lo puramente empírico. El mismo nacimiento de las universidades europeas (y de las americanas gracias a la labor de España) fue fomentado por la convicción de que la Fe y la razón están destinadas a cooperar en la búsqueda de la verdad. Son de nuevo palabras de Benedicto XVI en su discurso de 23 de junio de 2007 a los participantes en el Encuentro Europeo de profesores universitarios. Llamativamente palabras pronunciadas sólo unos meses antes de que se boicotease su invitación a participar en la Universidad de la Sapienzia en Roma.
En palabras del que fuese Rector de la Universidad de Sevilla, Joaquín Luque, “hasta el más recalcitrante racionalista reconoce los condicionantes insuperables de la razón, la ciencia y la técnica”. Sólo desde el fanatismo se puede rechazar este pensamiento incluido en su memorable discurso con motivo del 25 aniversario de la creación del Servicio de Asistencia Religiosa de esta Universidad y en el que se extendía señalando que el siglo XVIII, que comenzó con un optimismo desbordante celebrando el triunfo de la razón,  y culminó proclamándola como Diosa y dedicándole numerosos altares, coincidió con los Años del Terror en Francia, época en la que se cerraron al culto las iglesias, pero también las universidades. Pareciera que la razón se nos hubiera desbocado, se nos hubiera ido de las manos. Como –continuaba el profesor Luque- si la borrachera de razón nos hubiera embotado los sentidos, aspecto que Goya refleja magistralmente dibujando cómo “el sueño de la razón produce monstruos”.
Si nos pusiéramos en manos de los estadísticos, nos dirían que la Navidad muestra un “pico” de solidaridad –Caridad para los cristianos-. No es un pico “ñoño”, epidérmico o “lavaconciencias”. Es un pico que anida en las convicciones de quienes incluso debaten duramente con los teólogos. El mismo profesor Torres lo hacía recientemente en su contestación al texto de la Compañía de Jesús “Por una economía global justa. Construir sociedades sostenibles e inclusivas”. Al propio profeta Habacuc le resultaba insoportable el silencio de Dios ante el mal del mundo “¿Hasta cuándo, Señor, gritaré sin que tú escuches, y clamaré a causa de la violencia sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver iniquidad y haces que vea tanta maldad? Ante mí sólo hay destrucción y violencia; pleito y contienda se levantan”. En definitiva, la Navidad, como parte de la Fe, y la razón nos ayudan en el camino del conocimiento; un afán que es propio del hombre aunque este pensamiento no permitieron expresarlo a Benedicto XVI en la Universidad de la Sapienzia. Era parte de su discurso pero no le dejaron leerlo.



domingo, 18 de diciembre de 2016

EL DIFERENCIAL DEL PARO ANDALUZ (José Manuel Cansino en La Razón el 11/12/2016)

Ha pasado más de una década desde la publicación del libro “El diferencial de desempleo andaluz” (Ed. Aconcagua) del Catedrático de Economía de la Universidad Pablo de Olavide, Carlos Usabiaga. El título es suficientemente ilustrativo de una característica permanente y definitoria del paro en Andalucía; siempre supera al promedio de desempleo nacional y, salvo en situaciones de gran expansión económica, la diferencia está entre los 8 y los 9 puntos porcentuales. Con datos del primer trimestre del año al que le quedan sólo días, la tasa de desempleo andaluz superaba a la media nacional en un 8.7 % -un diferencial elevadísimo-. Por sexos, la diferencia era menor en el desempleo masculino (7.4) que en las mujeres (10.35).



El estudio del profesor Usabiaga no es el único que ha buscado explicaciones para un problema tan lacerante –los profesores Juan José Dolado, Francisco Gómez, Ignacio García o José Luis Martín, también se han ocupado de ello- pero sí expone de forma didáctica una batería de conclusiones que merece la pena revisar para ver si se registran cambios significativos.
Por ejemplo, de entre las veinte causas explicativas que encuentra para explicar el mayor nivel de desempleo en Andalucía, la primera es el mayor protagonismo de la economía sumergida y el desempleo irregular, esto es, una parte de los entrevistados en la Encuesta de Población Activa responden que no están realizando actividad alguna cuando realmente sí la llevan a cabo. La pregunta es ¿se ha reducido la economía sumergida en esta última década? Los análisis suelen apuntar a que las etapas de crisis económicas son proclives al desarrollo de la economía sumergida.
Otra de las causas explicativas la encuentra en que Andalucía tiene una tasa de población activa más joven que, con los resultados de último Informe PISA en la mano, sigue mostrando fuertes debilidades formativas comparada con la mayor parte de regiones españolas. Diez años después de la publicación del libro que motiva este artículo, la tasa de paro entre los andaluces con menos de 25 años es más de 13 puntos porcentuales a la media nacional (12 puntos cuando se trata de chicos y 15.6 puntos cuando son chicas). La situación cambia marcadamente cuando analizamos a los desempleados con más de 55 años. En ese caso la diferencia entre el paro andaluz y la media española es de sólo 4.9 puntos. Téngase en cuenta que entre 2002 y 2016, la menor diferencia entre las tasas globales de desempleo se alcanzó en 2007. En el primer trimestre de ese año, la media de desempleo andaluza superaba a la española en 4.1 puntos.
La decimosegunda causa para explicar por qué el desempleo regional andaluz supera largamente al promedio nacional la encuentra el autor citado en el “seguro familiar”. Lo explica señalando que los desempleados, especialmente los jóvenes, suelen vivir en un marco familiar que les ampara y en el que suele haber otros perceptores de renta. Entre los efectos de este “seguro familiar” está el de reducir la intensidad de búsqueda de empleo.
Sobre esta última cuestión –no menor- ya nos hemos ocupado en los últimos artículos. Si bien la red familiar ha sido clave para supervivir al drama de la crisis económica, la sobreprotección no suele traer buenos resultados. Cualquier esfuerzo adicional que la Administración realice para facilitar los intercambios de estudiantes con otros países, debe ser bienvenida. Asimismo, hay modelos educativos como el irlandés que ofrecen algunas experiencias que deben ser miradas con interés. Una de ellas es la ‘work activity’ que permite a los estudiantes de cursos finales de la ESO incorporar en su currículum una actividad laboral semanal como parte de su formación. Esto le permite desarrollar habilidades relacionales y niveles de responsabilidad personal fuera del ámbito escolar. La otra particularidad de interés es pedir que desarrollen una ‘pequeña empresa’ (‘mini company’) a todos los estudiantes que estudian Economía en ese nivel educativo.
Precisamente, esta última idea serviría para reducir el efecto de otra de las causas del mayor desempleo andaluz que no es otra –siguiendo el libro varias veces citado- que el mayor peso del sector público en el empleo asalariado. En Andalucía falta espíritu emprendedor. Se demoniza al empresario hasta el punto de haber tenido que reinventar el término ‘emprendedor’ para evitar que quien inicia un negocio se sienta socialmente estigmatizado si se le identifica públicamente como un empresario.

En definitiva, más de una década después de la publicación de este interesante libro, el diferencia de desempleo andaluz no es muy diferente al que teníamos antes de la crisis y muchas de sus causas explicativas siguen siendo válidas.

jueves, 8 de diciembre de 2016

VIAJE A ESPAÑA, VIAJE POR LA VIDA (José Manuel Cansino en La Razón el 5/12/2016)

Hace poco menos de un año se publicó “Personas mayores y solidaridad intergeneracional en la familia”, un imprescindible estudio de los profesores Mª Teresa López, Viviana González y Antonio J Sánchez editado por la ONG Acción Familiar: Es un estudio riguroso que soporta con abundantes cifras la actuación de nuestros mayores como un Estado del Bienestar paralelo que, particularmente en la reciente crisis, realojó en sus casa a hijos y a nietos. Aún hoy hay pensiones que se estiran con una métrica imposible. Es la familia y es el amor sobre la que se cimienta aun cuando la pobreza entró por la puerta. Podemos seguir ensañándonos contra ella o regateándoles un Ministerio de Asuntos familiares precisamente en un país instalado irresponsablemente en su suicidio demográfico, pero la realidad es tozuda, sin la red familiar y social, la crisis reciente, las previas y las que vendrán, son imposibles de superar.



En Economía hay no pocas realidades imposibles de medir. Una de ellas es la Caridad para algunos o la Solidaridad para quienes no incorporan la dimensión transcendente que el primer término conlleva. Por ejemplo, la Contabilidad Nacional que realiza el Instituto Nacional de Estadística cifra en 11.275 millones de euros el gasto en consumo que financian las ONGs, pero en este dato no cabe –porque es inconmensurable- el afecto o las donaciones gratuitas que, por su propia naturaleza, no pasan por el mercado. Este tipo de infravaloraciones en las cifras económicas convencionales es el que subraya el interés del libro al que me refería al comienzo de este artículo.
Cuestionando parcialmente lo anterior hay quienes argumentan que un Estado del Bienestar con más recursos haría menos necesaria la red familiar. Por ejemplo, se sostiene que la posible elusión fiscal millonaria de jugadores de fútbol a paraísos fiscales (el denominado “football leaks”) es un nuevo incentivo a no pagar impuestos. Este incentivo se suma al sentimiento que tenemos los contribuyentes cuando tenemos noticias de las prácticas extendidas de corrupción política. El resultado último son menos recursos para los desempleados –aquí vuelven a aparecer a modo de red nuestros mayores y las ONGs -. También son menores recursos para el resto de servicios públicos fundamentales para los que siempre destacan por la sensibilidad que despiertan; la sanidad y la educación.
Pero con ser esto cierto (más fraude, menos recursos públicos y más necesidad de ayuda familiar), hay un argumento que a mí me parece tramposo. El argumento es pretender una desresponsabilidad familiar frente a quien necesita ayuda porque se la traslada a un Estado hiperpaternalista que al hacer innecesaria la ayuda de los demás, hace también innecesaria la familia. El paternalismo como el veneno, es una cuestión de grado. En su dosis adecuada es una medicina, en una dosis excesiva es letal.
Sin el esfuerzo y la renuncia a la comodidad personal en favor del necesitado, las sociedades acaban fatalmente adormecidas. No quiero decir con ello que el Estado no tenga que asumir su labor protectora del necesitado a partir de los recursos de los contribuyentes. Lo que sostengo es que ese esfuerzo de atención debe ser compartido por quienes conforman el entorno social y familiar del necesitado.
Los hospitales, en sus secciones más duras, son un escenario sin atrezzo para contrastar las dos visiones entorno al asistencialismo estatal. Los hay que todo lo esperan del Estado y los que ponen el énfasis es su propio y abnegado esfuerzo. Por ejemplo, a través de Alejandro y María José, dos de tantos jornaleros de Dios que andan haciendo en bien con rotundo anonimato, he conocido la historia de Rubén Darío Ávalos Flores y de su madre Liliana Flores. En una España en la que el patriotismo del célebre poeta nicaragüense es un perfecto pasaporte al ostracismo, resulta que este niño paraguayo de 11 años mantiene un esperanzador pulso a una enfermedad rara denominada histiocitosis de células de Langerhans, una disfunción del sistema inmunológico que genera multitud de tumores. En una excelente entrevista que le hicieron Pepe Barahona y Fernando Ruso, su madre cuenta que viajaron a España empleando todos sus ahorros en la compra de los pasajes. Fue su particular viaje por la vida. Desde hace años reciben atención en la Unidad de Oncología del Hospital sevillano Virgen del Rocío, uno de los más reputados internacionalmente en los que –y esto lo sé porque lo he visto- hay profesionales que lo mismo publican sus investigaciones en las revistas más prestigiosas que atienden la bolsa de Caridad de su Hermandad.

Naturalmente que para Rubén y cientos de pacientes como él, la sanidad pública es irremplazable pero lo es tanto como su propio esfuerzo de lucha y el de su madre. Llamándose así no es de extrañar su habilidad para la lectura y escritura a tan corta edad. Aprendió a leer con dos años. Acaba de publicar “Sensación de pureza”. Yo lo voy a pedir a los Reyes Magos en http://rubenavalos.com/ . El amor de su madre y el de los voluntarios que trabajan en este hospital y en otros muchos no aparece en la Contabilidad Nacional de España. Si apareciese, España tendría un Producto Interior Bruto inmensamente grande.