En promedio, a las 6.30 am suena
el despertador de los millones de españoles que hemos tenido la fortuna de
conservar el empleo después de la debacle que comenzó en 2008. El reloj, con la
admonitoria sentencia que lleva el de la Plaza de San Marcos en Venecia (“Todas
hieren, la última mata”), cada vez suena antes y se apaga más tarde. En buena
medida se debe a historias como esta primera de dos entregas.
Está el millón de euros en
billetes de cien apilados en la mesa del despacho. Al lado, un maletín abierto
con vocación de fugaz acogida; resignado a su instrumental misión de
transporte, a morada para unas horas.
A las 8.00 a.m. suena el timbre
de la casa. El tipo estaba bien trajeado. Una edad neutra, una mirada incisiva
y un apretón de manos estudiado. Nada fláccido.
-
Fulanito de copas; corresponsal del Banco Impune
de Panamá.
-
Pase, pase.
Quien recibía observó durante
unos minutos como el Sr Corresponsal contaba los billetes de 100 euros y los
iba introduciendo en el maletín. Una aritmética sencilla pero necesariamente
precisa.
Cerró el maletín, “Click, click”,
extendió la libreta de recibos, desenroscó su Montblanc Meisterstück de
émbolo, anotó el nombre de su cliente y la cifra redonda de 10 a la 6. Luego
salió de la casa camino de la Avenida donde estaba la oficina de banca privada del
banco español (para esta historia sirve cualquiera de los bancos que Vd conoce).
En la época del “taco”, para ser tratado como cliente de banca privada tenías
que sumar un patrimonio mínimo de 500.000 euros. Luego con “la cosa”, la cifra
bajó mucho hasta una cifra imprecisa en torno a los 150.000 euros.
El empleado le saludó con
exquisita cortesía.
-
¿De nuevo por aquí?
-
Así es.
-
¿Qué me traes hoy?
-
Otro milloncete.
Anotó el ingreso y procedió como
de costumbre, esto es, en unos minutos ya estaba transferido el dinero a la
cuenta señalada por el propio corresponsal en el Banco Impune de Panamá.
¿Puede seguirle la pista la
Hacienda Pública española al milloncete de euros que se ingresó en la cuenta
del banco español minutos antes de “viajar” a Panamá? La respuesta es no. En
primer lugar, el ingreso del millón de euros lo ha hecho el corresponsal del
Banco Impune y no su dueño quien sí conserva un recibo del Banco Impune que le
garantiza su propiedad. En segundo lugar porque Panamá está catalogado por el
Real Decreto 1080/91 del gobierno español como paraíso fiscal.
Para tener el estatus de paraíso
fiscal debes cumplir dos requisitos a la vez. El primero es tener una
fiscalidad muy reducida (pagar pocos impuestos). El segundo es negarse a
colaborar eficazmente con las autoridades de otros países cuando reclaman
información del tipo ¿de quién es el milloncete de euros que el día tal salió
del banco tal camino de su país?
El milloncete de euros no va a
pagar ni un céntimo de impuestos en España; ni para pagar la sanidad ni para
pagar el teléfono móvil del político de turno que lo emplea largamente en
aquello a lo que principalmente se dedica; medrar para seguir siendo político
de turno.
El informe de la organización
“Tax Justice Network” estimaba en 24 billones de euros el dinero total en
paraísos fiscales en 2010. El expresidente del Comité científico de la
organización “Attack”, el economista francés René Passet ha propuesto la
siguiente fórmula para acabar de un plumazo con los paraísos fiscales; “dejar
de reconocer los actos jurídicos firmados en esos países”.
Hay quien invocando la “sensatez”
se apresura a decir que es imposible acabar con estos nidos de dinero que
atesoran casi el 25 % del PIB mundial. Bueno, pues supongamos lo siguiente.
Dado que EE.UU. ha expresado reiteradamente –por ejemplo en el G20- su
determinación a acabar con los paraísos fiscales, imaginemos este escenario.
EE.UU. se enfada mucho con el
Paraíso Fiscal A (que es una isla caribeña tan exótica como microscópica)
porque la NSA (que manda más que la CIA) le ha dicho que allí hay un montón de
dólares que si tributasen en su país podía evitar el colapso fiscal. Entonces
el presidente Obama hace una declaración diciendo que la Isla A tiene armas de
destrucción masiva (millones de dólares opacos al fisco norteamericano).
Advierte a la isla A que si no permite que entre una comisión de observadores
internacionales (inspectores de hacienda) y verifique su situación, liderará
una coalición internacional (lo de la ONU lleva mucho tiempo) que va a dejar la
isla más limpia que una patena. Naturalmente, a las pocas horas el dinero ha
volado de la isla.
Pero, ¿qué tiene que ver el
despertador del comienzo? Pues que cada vez que un euro sale de España y deja
de tributar, a Vd le toca pagar un poco más y levantarse más temprano aún.
Por último, el millón de euros
que metió en corresponsal en su maletín no necesariamente tenía que ser ilícito
o negro. La semana que viene (si seguimos por aquí) contaremos la visita del
corresponsal para llevarse dinero negro.
José Manuel Cansino. Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario