(Viñeta publicada en La Vanguardia)
En apenas un lustro la estructura de la deuda pública
autonómica ha cambiado radicalmente. Si hasta 2007 la deuda viva (la no
devuelta) estaba en un 70% constituida por títulos de deuda pública emitidos
por la Junta de Andalucía y comprados por los ahorradores y el 30% restante de
lo que se debía eran préstamos y créditos adeudados a las entidades bancarias,
2013 terminará muy probablemente con una estructura bien diferente. Cuando
(Dios mediante) nos comamos las uvas o las pipas si el bolsillo no da para más,
de los 19.249 millones de euros que deberá la Junta de Andalucía, sólo la
tercera parte serán títulos valores y los otros dos tercios, préstamos aunque
no sólo –ni principalmente- a las entidades financieras. ¿Cómo hemos llegado a
esta situación?
Cada año una Administración Pública deficitaria debe
conseguir el dinero suficiente no sólo para cubrir su déficit sino también para
atender a los vencimientos de deuda. Uno puede pensar que esto de atender los
vencimientos de deuda se puede tomar con calma como por ejemplo evidencia el
lacerante retraso en el pago a los proveedores del Servicio Andaluz de Salud.
No me refiero a esa deuda, sino a la deuda pública que se emite en los mercados
financieros y que cuando llega el momento de devolverla, si no se hace, la
reputación del emisor –en este caso la Junta de Andalucía- se vería tan dañada
que probablemente nadie vuelva a comprar un céntimo de deuda autonómica
andaluza.
La información es tan sensible que las Administraciones
Públicas publican sin tapujos el calendario de vencimientos de los valores que
han emitido en los mercados. Lamentablemente esa información no la ofrece la
Junta de Andalucía a pesar de su interés evidente para los inversores y para
los ciudadanos. Un déficit de transparencia que técnicamente es fácil de
subsanar.
Bien pues hasta 2012 la Administración regional conseguía el
dinero que le faltaba bien emitiendo títulos valores bien recurriendo a
créditos o préstamos de las entidades financieras.
El primer mecanismo –la emisión de valores- era el
cuantitativamente más importante y se basaba en tres programas, dos de carácter
regular en el tiempo y otro sin calendario definido. El primer programa
consistía en la emisión de bonos y obligaciones de la Junta de Andalucía en
forma de subastas bimensuales dirigidas a captar el ahorro nacional. El segundo
programa lo era de emisión de pagarés, por tanto, un sistema de financiación a
corto plazo que cada quince días emitía pagarés con vencimientos que oscilaban
entre los tres y los dieciocho meses. En 2009 entró en funcionamiento otro
programa de emisión de deuda pública autonómica que en esta ocasión se
orientaba a captar el ahorro extranjero. El programa –denominado Euro MTN-
operaba a través de la Bolsa de Luxemburgo bajo legislación inglesa pero no se
emitían títulos de manera periódica sino cuando las condiciones del mercado lo
permitían.
Con la recesión en pleno apogeo en 2012 y la calificación de
la deuda autonómica –no sólo la andaluza- al nivel de ‘bono basura’, las
condiciones de emisión de más deuda pública resultaban completamente
prohibitivas.
Efectivamente en 2012 Andalucía recibe dos grandes préstamos.
El primero acogiéndose al Plan de pago a proveedores por el que recibe 2.700
millones de euros. El segundo acudiendo al rescate en forma de petición de
préstamo a Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) con una operación final de 2.800
millones de euros.
Nada parece que vaya a cambiar en 2013 ni en la calificación
del riesgo del ‘bono autonómico’ ni, consecuentemente, en las condiciones de
acceso a los mercados de deuda por lo tanto Andalucía estaría abocada a pedir
un nuevo rescate. Muy probablemente acogiéndose a una reedición del FLA.
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