El Banco de España ha cifrado la salida de capitales del primer semestre de 2012 en 219.817,4 millones de euros, lo que es tanto como el 22 por ciento del PIB español. En otros términos, casi la cuarta parte del valor de lo que produce la economía española en un año.
La mayor parte del dinero sale cuando al vencimiento de los activos, los «ahorradores» no renuevan la compra de deuda pública o privada españolas, y prefieren en cambio comprar activos similares en otros países. Naturalmente esto obedece a una pérdida de confianza en la economía española que es tanto el resultado de análisis económicos como de comportamientos especulativos. Para nada es fácil deslindar las expectativas fundamentadas en las conclusiones de análisis de solvencia de las que apuestan a la volatilidad de los mercados de origen especulativa.
Particularmente importante es la salida de capitales que venían comprando deuda pública española. Nos referimos fundamentalmente a la deuda que compraban los bancos y entidades de crédito extranjeras.
Por ejemplo, centrémonos en el tipo de deuda pública cuantitativamente más importante; los bonos y obligaciones del Estado. En diciembre de 2007 –en los postres del boom inmobiliario español–, el 52 por ciento de esta deuda estaba en manos de bancos extranjeros (principalmente alemanes y franceses). Este verano esa misma cifra se había reducido al 31,3 por ciento, si bien el valor de los bonos y obligaciones en circulación se había multiplicado casi por dos.
¿Quién compra entonces la deuda española que los bancos extranjeros desprecian ahora? Pues los bancos nacionales, cuya participación en el mencionado mercado de bonos y obligaciones ha pasado del 25,4 al 40,8 por ciento entre 2007 y 2012.
Por supuesto esta compra la realizan con el dinero que les presta el Banco Central Europeo (BCE) a un tipo de interés ínfimo, sobre todo si se compara con las rentabilidades que ofrecen bonos y obligaciones. Cualquiera diría –con razón– que esto es hacer trampas en el solitario. Todo el dinero que sale fuera se cubre con dinero de «dentro» que facilita el BCE. De lo contrario, el Estado español apenas conseguiría colocar su deuda pública. La magnitud de la trampa es aún mayor si se le sigue la pista a quienes son los bancos «no residentes» que aún compran deuda pública española. Pues ni más ni menos que bancos centrales de otros países naturalmente con el dinero del BCE.
España y otros países «soberanos» dependen crucialmente de «sus» propios bancos privados para llegar a fin de mes; de ahí que reforma financiera tras reforma financiera se les garantice la liquidez pues son los únicos que te compran lo que otros ya no quieren.
¡Ah! Y respecto a dónde va el dinero, el profesor Juan Torres citaba hace unos días un interesante gráfico de los movimientos de dinero entre los países de la zona euro (lo que técnicamente se registra en la plataforma TARGET2). En esa gráfica si se está por debajo de cero, el dinero sale del país o entra si se registran valores positivos. Basta observar la evolución negativa española y la positiva de Alemania (tanto en tiempo como en magnitud), para concluir que la mayor parte del dinero que sale de nuestra nación va a comprar activos alemanes. Menos rentables, pero mucho mejor valorados en términos de riesgo.
La mayor parte del dinero sale cuando al vencimiento de los activos, los «ahorradores» no renuevan la compra de deuda pública o privada españolas, y prefieren en cambio comprar activos similares en otros países. Naturalmente esto obedece a una pérdida de confianza en la economía española que es tanto el resultado de análisis económicos como de comportamientos especulativos. Para nada es fácil deslindar las expectativas fundamentadas en las conclusiones de análisis de solvencia de las que apuestan a la volatilidad de los mercados de origen especulativa.
Particularmente importante es la salida de capitales que venían comprando deuda pública española. Nos referimos fundamentalmente a la deuda que compraban los bancos y entidades de crédito extranjeras.
Por ejemplo, centrémonos en el tipo de deuda pública cuantitativamente más importante; los bonos y obligaciones del Estado. En diciembre de 2007 –en los postres del boom inmobiliario español–, el 52 por ciento de esta deuda estaba en manos de bancos extranjeros (principalmente alemanes y franceses). Este verano esa misma cifra se había reducido al 31,3 por ciento, si bien el valor de los bonos y obligaciones en circulación se había multiplicado casi por dos.
¿Quién compra entonces la deuda española que los bancos extranjeros desprecian ahora? Pues los bancos nacionales, cuya participación en el mencionado mercado de bonos y obligaciones ha pasado del 25,4 al 40,8 por ciento entre 2007 y 2012.
Por supuesto esta compra la realizan con el dinero que les presta el Banco Central Europeo (BCE) a un tipo de interés ínfimo, sobre todo si se compara con las rentabilidades que ofrecen bonos y obligaciones. Cualquiera diría –con razón– que esto es hacer trampas en el solitario. Todo el dinero que sale fuera se cubre con dinero de «dentro» que facilita el BCE. De lo contrario, el Estado español apenas conseguiría colocar su deuda pública. La magnitud de la trampa es aún mayor si se le sigue la pista a quienes son los bancos «no residentes» que aún compran deuda pública española. Pues ni más ni menos que bancos centrales de otros países naturalmente con el dinero del BCE.
España y otros países «soberanos» dependen crucialmente de «sus» propios bancos privados para llegar a fin de mes; de ahí que reforma financiera tras reforma financiera se les garantice la liquidez pues son los únicos que te compran lo que otros ya no quieren.
¡Ah! Y respecto a dónde va el dinero, el profesor Juan Torres citaba hace unos días un interesante gráfico de los movimientos de dinero entre los países de la zona euro (lo que técnicamente se registra en la plataforma TARGET2). En esa gráfica si se está por debajo de cero, el dinero sale del país o entra si se registran valores positivos. Basta observar la evolución negativa española y la positiva de Alemania (tanto en tiempo como en magnitud), para concluir que la mayor parte del dinero que sale de nuestra nación va a comprar activos alemanes. Menos rentables, pero mucho mejor valorados en términos de riesgo.
José Manuel Cansino
Profesor titular de Economía en la Universidad de Sevilla
Profesor titular de Economía en la Universidad de Sevilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario