jueves, 28 de julio de 2011

"España tiene la mayor tasa de economía sumergida junto Italia y Grecia". Entrevista publicada en ABC de Sevilla


Día 25/07/2011 - 07.54h
«España tiene la mayor tasa de economía sumergida, con Italia y Grecia»
KAKO RANGEL
—¿Por qué repunta en estos meses el empleo en Andalucía y en Sevilla se sigue destruyendo?
—Primero porque los extranjeros que entran por el aeropuerto de Málaga no encuentran playas en Sevilla y segundo porque no pocas multinacionales con delegaciones en Sevilla, están replegándose a una única oficina en Madrid o Barcelona.
—Pero hay quien mantiene que esos datos no son reales…
—Junto con la italiana y la griega, son las que mayor tasa de economía sumergida tienen. Hasta un por 23,3 ciento. Casi uno de cada cuatro euros que se producen es «tax free».
—¿El caso de Contsa tiene similitudes en el extranjero o es un fenómeno típicamente sevillano?
—No sé si se refiere al timo piramidal. Si es así, el premio parece que se lo ha llevado Bernard Madoff. Y la cosa no llega a más porque mucho del dinero que buscaba estas rentabilidades tenía menos papeles que un conejo de monte. No sé si me explico.
—¿Cómo crearía empleo en Andalucía?
—A lo mejor hay que preguntarse ¿dónde debe buscar trabajo un desempleado andaluz? Encontrar empleo pasa por moverse. Pero ya puestos, comencemos por modificar el IVA haciendo que se pague por facturas cobradas y no por emitidas. Luego usemos los créditos ICO para que las administraciones salden sus deudas con las empresas a las que deben dinero; luego apostemos por la inversión agrícola. Con una demanda creciente de los países emergentes y la presión de los biocarburantes, la agricultura tiene posibilidades y, además, puede emplear a mano de obra que antes trabajaba en la construcción. Sigamos por la obra civil; tenemos buenos ingenieros que ganan proyectos gigantescos en Panamá, Reino Unido, etc Pero hay que coger la maleta. Hoy la élite de la albañilería está levantando rascacielos en los Emiratos Árabes.
—¿Cree en los programas de formación para los desempleados o se declara ateo al respecto?
—La evidencia empírica arroja resultados muy discretos sobre la empleabilidad y los salarios de quienes siguen cursos para desempleados. En cambio ha sido terreno abonado para el abuso y el mangazo. Al Tribunal de Cuentas me remito. Sin formación de calidad no puede haber empleos de calidad.
—Una buena fórmula durante estos años para encontrar trabajo ha sido la de ser hermano, primo o amigo de un alto cargo. ¿Se puede entender esa tendencia como economía solidaria?
—Las relaciones personales siguen siendo el principal método para encontrar empleo en España.
—¿Lehman Brother, la burbuja inmobiliaria y vivir por encima de las posibilidades reales forman parte de un mundo que se creyó rico?
—Obscenamente rico.
—¿Ha existido el milagro español o fue todo una farsa?
—Hasta un 10 por ciento del crecimiento del último decenio lo fue por el boom inmobiliario.
—Pero las colas en los comedores de Cáritas son ya tan numerosas como las del paro…
—Y menos mal que aún supervive la red familiar pese a los intentos legales de triturarla.
—Pero la política no hace nada o no sabe qué hacer. Para pagar lo que debemos se carga contra las clases medias pero no contra los gastos enloquecidos de un Estado con diecisiete administraciones y sus respectivas diputaciones…
—Porque en España falta conciencia de contribuyente. Como dijo esa eminencia; «el dinero público no es de nadie» y venga a meter la mano en el bolsillo del contribuyente.
—¿Hay razón para atacar a los bancos, para pedirles consideración con las hipotecas de los que se quedaron parados?
—Sin la connivencia del sector financiero la burbuja hubiera sido imposible, así que si aplicamos «el que contamina paga» para quien emite CO2 pues también para quien vende activos tóxicos.
—¿Se cree el giro a indignado que ha dado Rubalcaba?
—Rubalcaba es un claro exponente de un sistema cupulocrático.

Un placer

domingo, 17 de julio de 2011

Las cuentas dudosas. José Manuel Cansino (Tribuna publicada el 16/7/11 en Diario de Sevilla y periódicos del Grupo Joly)

EL 4 de octubre de 2009, el Partido Socialista Griego (Pasok) liderado por Yorgos Papandreu ganó unas elecciones legislativas que se habían convocado anticipadamente. Poco después de su toma de posesión, el nuevo gobierno revisó las cuentas que había presentado el gobierno anterior reconociendo que el déficit público acumulado a esas alturas de año alcanzaba ya el 12,7%. Finalmente el déficit del país heleno llegaría al 13,9%. 

Grecia había mentido en sus cuentas públicas y perdido su credibilidad en los mercados financieros. Tras un primer rescate de la Unión Europea y del FMI, en estos días se debate la conveniencia de uno nuevo con reconocimiento de la quiebra parcial de ese país. Lo cierto es que todavía no se sabe cómo terminará la crisis de la deuda griega, tema del que he tenido oportunidad de ocuparme en La economía fingida (Ed. Paréntesis). 

Menos de dos años más tarde, tras ganar la elecciones del 22 de mayo de 2011, la nueva presidenta de Castilla La Mancha ha destapado que el déficit real de las finanzas públicas regionales superaría el 4%, muy por encima del 1,7% reconocido poco tiempo antes por su predecesor. Más aún, el nuevo consejero de Empleo del Ejecutivo regional acaba de anunciar que las facturas impagadas superan en 1.000 millones de euros lo reconocido por sus predecesores. 

La misma semana de la denuncia del Gobierno castellano-manchego, la prima de riesgo de la deuda pública española alcanzaba un máximo de 390 puntos básicos con respecto al bono alemán a diez años. Esto supone pagar casi un 4% más que los alemanes por conseguir la misma financiación. La subida de la prima de riesgo no se debió a la situación de Castilla La Mancha, sino a la rebaja que la agencia Moody's realizó de la calidad de la deuda de Irlanda y la puesta en solfa de la deuda italiana por los mercados. Sin embargo, la prensa internacional no pasó por alto la situación de la región española. 

Vale para Grecia, para Castilla-La Mancha y para el más grande de los pequeños municipios el aserto de que la reputación cuesta mucho ganarla y muy poco perderla. 

La transparencia en las cuentas públicas es un pilar esencial de la estabilidad económica porque su credibilidad ayuda a inversores y ahorradores a tomar decisiones. En cambio, su falsedad espanta la inversión y hace que los gobiernos metan la mano en el bolsillo del contribuyente cuando tienen que enjugar los déficit financiándolos con una deuda más cara.

Unido a lo anterior, es desalentador saber que si el déficit presuntamente oculto en Castilla acaba siendo cierto, además de obsceno resultará impune. Poco o nada pueden hacer los órganos de fiscalización y control. Incluso cuando quien actúa es el propio Tribunal de Cuentas. Cosa muy diferente ocurriría si lo hiciéramos usted o yo. 

Además llama la atención que el procedimiento de ejecución del gasto público está extraordinariamente regulado incluso sometido a un control a priori (antes de realizar el pago) y a posteriori. Unido a lo anterior, los funcionarios de los diferentes cuerpos de la Intervención (responsables técnicos de la ejecución de los presupuestos) siempre se han caracterizado por su estricta observancia de la norma. La advertencia de la Intervención en el caso de los ERE presuntamente fraudulentos en Andalucía es buena muestra de ello. Por tanto, se trata de un maquillaje de las cuentas de responsabilidad esencialmente política. 

Y ocurre que entre la moral pública y la privada existe una relación estrecha que nos viene a decir que cuando el contribuyente percibe que la primera no existe se siente liberado del cumplimiento riguroso de sus obligaciones fiscales. Dicho de otro modo, el nivel de fraude fiscal es mucho más elevado en los países donde la corrupción está muy extendida. Con la economía sumergida ocurre algo parecido. 

Nada hay que reprochar a quien, recién llegado a un gobierno, sea del signo político que sea, denuncia este ocultamiento. El ciudadano-contribuyente tiene derecho a saberlo. 

Pero si lo que se denuncia en Castilla La Mancha se une a las denuncias similares que han hecho otros gobiernos, principalmente municipales, salidos de las elecciones pasadas, la credibilidad de las cuentas públicas nacionales se resentiría extraordinariamente y los mercados no se comportarían de forma diferente a como lo hicieron con Grecia tras la denuncia de Papandreu. Sería sólo cuestión de grado. 

La transparencia en las cuentas públicas españolas debe quedar tan garantizada que su credibilidad permanezca extramuros de la pugna política. Quien abusa del poder para esconder deudas sabiéndose impune socava un pilar fundamental de la estabilidad económica nacional de consecuencias potencialmente tan graves como las que ahora soportan varios socios europeos.

La economía fingida, la economía irreal

Diario de Sevilla, 10 de julio de 2011 León/Lasa
HASTA hace relativamente poco tiempo -y algunos ya peinamos canas- la base económica de un país, su sostén productivo, se apoyaba fundamentalmente en aquello que se denominaba en las clases de Economía como los sectores primarios y secundarios: agricultura e industria. Fabricábamos coches o tuberías, cosechábamos trigo o maíz. Y los vendíamos, dentro o fuera de nuestras fronteras. Eso, lo tangible, está pasando a la historia. Últimamente me ha dado -otra manía más- por escudriñar en todo aquello que compro, ya sean camisas, zapatillas de deporte, radios o televisores, su origen, elmade in. Ni por casualidad encuentro un made in Spain. Porque, según se nos dice, hemos pasado a ser una economía de servicios, que es lo cool. Total, que fabriquen ellos mientras nosotros nos dedicamos a consumir y a especular. O así ha sido hasta hace poco. Porque de la noche a la mañana, de forma abrupta, allá por 2007, en algún momento despertamos de este sueño. Y la realidad con la que nos topamos es bien sencilla: hemos vivido durante años (el Estado, pero sobre todo las familias) por encima de nuestras posibilidades; estamos endeudados hasta las cejas; no somos competitivos en casi nada (salvo en sol y playa); y no volveremos a ver otro boom inmobiliario... Nos quedan años de sufrimiento y de purgar los excesos con una resaca tremenda. En mayor o menor medida todos hemos participado en este desmadre.

Todo esto -con un prosa que huye del alarde inútil y que se esfuerza por explicar con claridad asuntos que algunos se empeñan en convertir en oscuros- se expone en el libro La Economía Fingida, recientemente editado por Paréntesis y cuyo autor, José Manuel Cansino, es profesor de la materia en la Universidad de Sevilla. El subtítulo de la obra -Cómo hemos llegado a esta crisis y pistas para salir de ella- nos indica cuál es el propósito de la misma. En ella se nos intenta aclarar por qué se desató el tsunami financiero cuando nadie fue capaz de predecirlo; en qué consiste una calificación AAA; qué significado tiene el acrónimo MBS (mortgage backet security); o qué eran las hipotecasninja. Para mí, el capítulo más interesante quizá sea el que trata del traslado de la crisis financiera a la economía llamada real y que resume en pocas líneas que, al final, no se puede vender humo eternamente, ni tampoco tulipanes holandeses. No sé si las lecciones del libro (y las de la vida real) nos servirán para el futuro. Pero me conformaría con que fuéramos capaces de asumir que no se puede gastar indefinidamente más de lo que se ingresa, y que toda economía fingida o evanescente, sin base, termina derrumbándose más pronto que tarde.

jueves, 7 de julio de 2011

Reseña de Euleón en http://arenaenloszapatos.wordpress.com

La Economía Fingida (2011) de Jose Manuel Cansino Muñoz-Repiso
Editorial Paréntesis
Viene siendo habitual, en estos días de incertidumbre, la aparición recurrente de libros de tono aclaratorio sobre las raíces de la crisis económica que nos asola. Obedece este hecho, según mi criterio, al aserto más o menos jocoso según el cual el economista es aquel individuo cuya profesión consiste en predecir el pasado. La mayoría de estos manuales de aparición coyuntural y oportunista dicen escasamente más de lo notorio, por sufrido, y aportan poca o ninguna solución al aprieto. En resumen, fotografían el suceso avisando de lo que puede acontecer cuando ya ha ocurrido la barahúnda sin remedio.
Sin embargo La Economía Fingida no sólo retrata la génesis primaria de la situación con una prosa clara y de una fluidez vertiginosa sino que, sin renunciar a un ápice de rigor, ilustra al lector con soplos de fino humor cotidiano. Por momentos el escritor alecciona con narraciones de costumbrismo cercano su teoría para recordar que está hablando de algo que nos afecta a diario. La situación de los financieros más alejados de nuestras fronteras tiene su repercusión en el bolsillo del más anónimo de nuestros convecinos. Ahí estriba la diferencia de L.E.F.; es un retrato sobre un espejo en el que el lector, al fondo del mismo, puede vislumbrar su propia y acostumbrada situación.
Dosificando la verborrea financiera al uso para aliviar el peso de su lectura, Cansino, esboza un perfil frío y cercano a la vez. Un retrato en el que arrincona la propia opinión para arrojar al público la realidad de unos hechos sobre los que el lector más avispado vislumbrará una formidable bóveda de conflictos financieros férreamente entretejidos bajo la que subyace la sorprendente realidad de la anulación práctica de la soberanía de los pueblos, en virtud de unos intereses económicos cuya madeja el profesor Cansino llega a desentrañar brillantemente. Disecciona con puntualidad el economista sevillano la degradación de la sociedad española que ha fingido una situación insostenible demasiado tiempo y que la ha postrado en el escenario actual. Cansino, hombre joven pero de profundas y arraigadas convicciones, no cede un pelo al metálico discurso ultraliberal al uso que abandona al socaire de la incertidumbre a las masa más desvalida. Más bien, apunta al retorno de valores perdidos como la Educación -que no la simple formación- la austeridad y la integridad de los administradores públicos, la racionalización del mercado de las energías y sobre todo el reintegro de España a una gobierno racional y eficaz, modelo actualmente dislocado en un maremágnum de administraciones repetidas y disgregantes.
La lectura de este libro mantiene la fe en que los valores individuales del hombre, trabajo, austeridad, educación… son el armamento moral para superar contextos de zozobra como los que vivimos.
Una lectura obligada, no tanto para entender el origen de la situación actual ,como para asimilar que los remedios no deben sobrevenirnos impuestos (toquemos madera ante esta palabra) con varas mágicas y sí con la esperanza depositada en los valores que hicieron al hombre dueño de su designio en la tierra.
Euleón

Novedad editorial