En las primeras décadas del siglo XX José García González (fotografía 1) portaba sobre sus hombros a la Virgen de los Dolores de la localidad de Paradas (Sevilla) iniciando así una saga de costaleros o porteadores que en 2022 alcanzará a la cuarta generación. José portaba el antiquísimo paso de la Virgen de los Dolores que descasaba sobre ocho brazos. En cada parada los brazos se apoyaban sobre horquillas que sostenían el paso hasta que los volvían a elevar sus porteadores. Cobraba entre una y dos pesetas por su trabajo. El antiguo paso fue sustituido en 1968 y un trozo del antiguo palio de estrellas sobre terciopelo negro fue descubierto hace unos años por Jesús Pérez Vera y Francisco Javier Arcenegui. Tuve la oportunidad de exponerlo en el altar de insignias de 2019.
El relevo de José lo tomó Antonio
García Almagro (fotografía 2) ya bajo el nuevo paso adquirido siendo hermano
mayor Juan García García. En Antonio concurre una circunstancia poco frecuente.
Él formó parte de la cuadrilla de los costaleros profesionales. Lo hizo hasta
1983, último año antes de que la Virgen pasaran a sacarla en procesión devotos
y hermanos costaleros que hasta el año anterior formaban la cuadrilla del paso
de Jesús Nazareno que había organizado Manuel Carrión Cansino en 1974. Antonio, sin embargo, regresó años más tarde a la
trabajadera pasa sacar sobre sus hombros a la Virgen de los Dolores pero de
manera altruista y como devoto de la Virgen animado por su capataz, Fernando
Pérez Fernández.
Antonio se unió a la cuadrilla
que había pasado del paso de Jesús Nazareno al de la Virgen de los Dolores y
allí coincidió, entre otros muchos, con Joaquín Bascón Torres que fue el último
de aquella cuadrilla de hermanos. Joaquín estuvo bajo la trabajadera hasta
comienzos de los años noventa del siglo pasado. Ahora, con 81 años, volverá a
hacer Estación de Penitencia. Tradicionalmente la Junta de Gobierno distingue a
los hermanos más veteranos con una vara de mando en la presidencia de uno de
los dos pasos de nuestros titulares; una distinción merecida que en el caso de
Joaquín tiene el añadido de concederse a quien ostentó el cargo de Hermano
Mayor y asistió -representando a la Hermandad- a la audiencia del Papa emérito Benedicto XVI en 2011.
Pero siguiendo con la saga de los
García, Antonio entregó el relevo a su hijo Juan Carlos García (fotografía 3) que
también se unió a la cuadrilla que mandaba Fernando Pérez Fernández, otra “túnica
vieja” en la procesión del Viernes Santo. Juan Carlos pasó luego del costal a
la túnica para seguir haciendo estación de penitencia. Ahora, más de veinte
años después de cambiar el costal por el hábito nazareno, ha vuelto a enfundarse la “ropa
de trabajo” para dar la alternativa a su hijo Daniel (fotografía 4); la cuarta generación de
los García. En esta ocasión lo hará a la órdenes de Marcos Antonio Saucedo,
capataz de la cuadrilla -ahora llamada de los “legionarios de la Virgen de los
Dolores”.
Es precisamente la Virgen de los
Dolores la que supervive a todos en el seno de la Hermandad fusionada en 1952 con la de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La devoción que los fieles profesan a la
madre de Dios es la que permite a los cristianos atesorar este preciado regalo
que es la Fe. Una Fe que se transmite de generación en generación y en la que
cabe desde el respeto y el sitio debido a los mayores hasta el derecho de los
más jóvenes a escribir su propia historia.
José Manuel Cansino
Capataza 2º de la Virgen de los
Dolores
Martes santo de 2022